sábado, 30 de noviembre de 2024

El mundo invisible es tan infinito y fascinante como el universo

Galileo construyó un telescopio a principios del siglo XVII que le permitió descubrir, entre otras cosas, las cuatro lunas más grandes de Júpiter. A partir de entonces los telescopios se han perfeccionado para mostrarnos cómo son las estrellas, las galaxias, las nebulosas… Sabemos que las distancias y tamaños en el universo son tan grandes que superan nuestra capacidad de comprensión. Así, una noche estrellada nos empequeñece y con frecuencia nos hace preguntarnos por nuestro insignificante papel en el cosmos. Curiosamente, en el extremo opuesto, pensar en lo más pequeño no nos hace sentirnos grandes. Durante una gran parte de la historia de la humanidad, el mundo de los objetos diminutos pareció no existir porque no se tenía la posibilidad de observarlo y sólo cuando se construyeron los microscopios, el primero también a principios del siglo XVII, se pudo descubrir un mundo fascinante, poblado por células, virus, moléculas, e incluso átomos… El mundo invisible es tan infinito y fascinante como el universo y aunque, por el hecho de no poder verlo, nos cueste imaginar y comprender el enorme número o la naturaleza de los objetos diminutos, es un reto acercarnos a la grandeza de lo pequeño. El viaje hacia el interior de la materia es conceptualmente mucho más complejo que la exploración del cosmos. Hay varios motivos para ello. Por una parte, la falta de imágenes mentales o representaciones conceptuales de los objetos micro y nanométricos y, por otra, la complejidad de las herramientas necesarias para su estudio. Estas dificultades son sin duda una barrera para que la sociedad se acerque a conocer el mundo atómico y sus posibilidades. Y así, mientras disfrutamos de las fotografías de galaxias, planetas o mundos lejanos, sentimos menos fascinación por las imágenes de los seres (animados o inanimados) que habitan el mundo de lo más pequeño, aunque se encuentran mucho más cerca de nosotros, en nuestra piel,o en la pantalla en la que estamos leyendo. La nanociencia trata de comprender y manipular ese mundo “infinito” de lo más pequeño.
Las propiedades electrónicas de un nanomaterial no se rigen por la mecánica clásica que gobierna el comportamiento macroscópico sino por la llamada mecánica cuántica, por la cual el tamaño de un objeto puede afectar drásticamente a sus propiedades más básicas. Por ejemplo, los nanocristales de un material fluorescente emiten luz azul, verde, amarilla, o roja, dependiendo del tamaño (de menor a mayor) de los cristales. Y las partículas de un metal tan inerte y estable como el oro se vuelven muy reactivas cuando su tamaño se reduce a unos pocos nanómetros; su actividad química vuelve a disminuir por debajo de los tres nanómetros. Aunque entonces no se supiera su origen, ya desde la antigüedad era conocido el peculiar comportamiento de algunos nanomateriales. Los romanos usaban nanopartículas metálicas para colorear vasijas de vidrio, y durante la Edad Media los artesanos las utilizaron en las vidrieras polícromas de las catedrales, que todavía causan admiración.

Referencia: El nanomundo en tus manos (José Ángel Martín-Gago;Carlos Briones;Elena Casero;Pedro Serena)

El trabajo intelectual no produce elevación alguna del metabolismo

Escribe el Premio Nobel Alexis Carrel que es un “hecho curioso,que el trabajo intelectual no produce elevación alguna del metabolismo. Se diría que no exige desgaste energético o que se contenta con una cantidad de energía demasiado débil para ser medida por las técnicas actuales. Ciertamente, es extraño que el pensamiento que transforma la superficie de la tierra, destruye y construye naciones y descubre nuevos universos en el fondo de la inmensidad inconcebible del espacio, se elabore en nosotros sin consumir una cantidad de energía susceptible de ser medida. Las más poderosas creaciones de la inteligencia aumentan mucho menos el metabolismo que el músculo que llamarnos bíceps cuando se contrae para levantar el peso de una libra. Ni la ambición de César ni la meditación de Newton, ni la inspiración de Beethoven, ni la contemplación ardiente de Pasteur, han logrado acelerar la nutrición de sus tejidos, como lo habrían logrado fácilmente algunos microbios o una débil exageración de la secreción de su glándula tiroides.”



viernes, 29 de noviembre de 2024

El agente de policía que mediante un toque de silbato ordena a un automovilista detenerse crea una norma jurídica individual

El agente de policía que mediante un toque de silbato ordena a un automovilista detenerse crea una norma jurídica individual. La ley que prescribe al tribunal de policía imponer una multa al automovilista que no se ha sometido a las órdenes de un agente de policía, es una norma general, cualquiera sea la forma gramatical bajo la cual se presente. Hasta lo que se llama el juicio de un tribunal no es un verdadero juicio en el sentido lógico de esta palabra. Es una norma jurídica que prescribe una conducta determinada a los individuos a los cuales se dirige. La situación es diferente cuando un jurista, describiendo el derecho relativo a la circulación de los automóviles, formula una proposición que dice: “Si un automovilista no obedece las órdenes de un agente de policía, un tribunal de policía debe aplicarle una multa”. Esta proposición es un verdadero juicio hipotético; no se trata de una norma jurídica, sino de una regla de derecho. Si el automovilista llamado a comparecer ante el tribunal consulta a un abogado, este le dirá: “Si usted no ha obedecido al agente de policía, el tribunal le debe aplicar una multa”. El abogado enunciará así una regla de derecho, pues su función no es la de dictar normas jurídicas, sino solamente conocer las que se encuentran en vigor. Podemos, pues, afirmar simultáneamente que las reglas de derecho son juicios formulados por la ciencia jurídica y que el objeto de esta ciencia está constituido por normas jurídicas. No hay aquí ninguna contradicción. Sin duda puede considerarse que las normas creadas y aplicadas en el cuadro de un orden jurídico no tienen el carácter de normas jurídicas en tanto no sean reconocidas por la ciencia del derecho. Corresponderá entonces a esta ciencia atribuir a ciertos actos la significación objetiva de normas jurídicas. Pero esto no nos impide afirmar que las normas jurídicas forman el objeto de la ciencia del derecho o, lo que es lo mismo, que el derecho es un sistema de normas. Tal definición se ajusta perfectamente a la teoría de Kant, para quien el conocimiento constituye o crea su objeto, dado que aquí se trata de una creación epistemológica y no de una creación por el trabajo del hombre, en el sentido en que se dice que el legislador crea una ley. De la misma manera los fenómenos naturales que forman el objeto de las ciencias causales no son creados por ellas sino en un sentido puramente epistemológica. Podría objetarse que la regla de derecho formulada por la ciencia jurídica es una repetición superflua de la norma jurídica, ya que se limita a reproducir el contenido. En los hechos esta reproducción es tan poco superflua como la acción de un pianista ejecutando una sonata. Este despliega una actividad creadora aunque sea totalmente diferente de la del compositor. Decimos, que interpreta la sonata. Pues bien, esta es exactamente la tarea del jurista respecto de la obra del legislador.
Referencia: Teoría pura del derecho (Hans Kelsen)

Lo que los civiles solicitan al Estado es la protección de su vida privada

El filósofo francés Luc Ferry describe la filosofía como una herramienta en la búsqueda de una vida buena. “La idea no tiene nada que ver con la felicidad tal como la entendemos comúnmente, sino con el problema de dar sentido a la vida. El sentido de la vida en nuestro momento histórico es el amor”, dice. La felicidad sería entonces la satisfacción de haber cumplido éticamente con aquello que nos exige el sentido que hemos dado a nuestra vida. Y añade que "el amor es el fundamento y el principio organizador de la familia, que no solo afecta a la vida privada, sino que esta revolución del amor traspasa a la vida pública. Lo que los civiles solicitan al Estado es la protección de su vida privada, porque cuando ayudamos a nuestros hijos estamos ayudando al futuro de la humanidad”.


jueves, 28 de noviembre de 2024

Donde no hay ley, no puede haber propiedad privada, ni noción de bien y mal, ni tampoco justicia

Hobbes describió que “el estado de los hombres sin sociedad civil, estado que con propiedad podemos llamar estado de naturaleza, no es otra cosa que una guerra de todos contra todos; y en esa guerra todos los hombres tienen el mismo derecho a todas las cosas”. En este escenario presocial, por tanto, no existe una distinción clara entre lo que es mío y lo que es tuyo. Simplemente, las cosas se arrebatan, es decir, se toman por la fuerza. Donde no hay ley, no puede haber propiedad privada, ni noción de bien y mal, ni tampoco justicia. En tal situación, campan a sus anchas “las dos hijas de la guerra: el engaño y la violencia, o dicho en términos más claros, una brutal rapacidad”. Es, entonces, cuando el hombre muestra más claramente que es un depredador despiadado. Frente a la imagen cristiana de los corderos y los rebaños, Hobbes escoge el animal que es su mayor amenaza, el lobo, y que, como tal, está cargado de gran fuerza simbólica. De ello se sigue que, fuera de la sociedad, el hombre supone un grave peligro para el mismo hombre. Francisco Vitoria dejó escrito que: “Non enim homini homo lupus est, ut ait Ovidius, sed homo”. Es decir, que el hombre no es el lobo del hombre, como dice Ovidio, sino un hombre.
Dice Hobbes que podemos renunciar a los derechos y cómo se pueden transferir a un tercero. Porque, en el fondo, en esto se basa el pacto que funda la sociedad, en despojarnos de una parte de nuestro derecho natural para transferírselo a la persona del soberano. Y esta transferencia supone reducir la propia libertad para, sobre todo, bloquear al contrario, a la competencia, y evitar que pueda hacerse con lo que desea. Si por el contrario se permite que otra persona satisfaga su apetito, se estará ampliando su libertad, ya que le estaremos apartando los obstáculos que bloqueaban su camino. 
Hobbes nos advierte de que se pueden transferir prácticamente todos los derechos excepto el primero, aquel que nos autoriza a protegernos de la muerte, las lesiones y el encarcelamiento. No se puede, por tanto, constreñir esta capacidad del hombre de defender su propia vida. Esta libertad nos legitima, incluso, a cambiar nuestro apoyo político de un soberano a otro, cuando el primero deja de garantizarnos la protección de nuestra integridad física.

Land grabbing

El tema del land grabbing, la usurpación de tierras, fue denunciado por primera vez por la organización GRAIN, que en 2008 publicó un primer informe global en el que sacaba a la luz un centenar de casos de operaciones en las que los gobiernos, principalmente africanos, pero también del sudeste asiático y de América Latina, habían hecho concesiones a empresas extranjeras de grandes extensiones de tierras que normalmente eran cultivadas por campesinos locales. Un nuevo informe de GRAIN de 2016 pone de manifiesto que en la actualidad hay en marcha una serie de nuevas operaciones, bien planificadas y con perspectivas de duración, destinadas a desarrollar proyectos de agricultura industrial. Según diversas estimaciones de organizaciones internacionales (Oxfam, International Land Commission, etc.), millones de hectáreas de tierra cultivable han sido usurpadas a lo largo de estos últimos años a pequeños y medianos cultivadores. A este expolio hay que añadir además el del agua, destinada a explotaciones mineras, al aprovechamiento para el consumo embotellado o para usos industriales, como la producción de electricidad. Esta situación ha dado lugar a una guerra abierta de los intereses de las grandes empresas internacionales, aliadas con los gobiernos locales para liquidar la resistencia de los campesinos, llevada a cabo muy a menudo a través del asesinato de sus dirigentes mediante operaciones encubiertas toleradas por las autoridades. Este es precisamente el caso de Honduras, cuya víctima más significativa es Berta Cáceres, dirigente del COPINH (Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), asesinada el 3 de marzo de 2016 como consecuencia de su campaña contra la central hidroeléctrica de Agua Zarca. Desde el golpe militar de 2009 ha habido en Honduras 123 muertes violentas de activistas campesinos, mientras tropas de operaciones especiales financiadas y preparadas por los Estados Unidos colaboran en la violenta represión de las protestas. Esta clase de asesinatos se producen también en Brasil, Colombia (donde la ONU denuncia que en 2017 fueron asesinados 105 activistas), Guatemala y otros países, pero aparecen en los medios de comunicación como pequeñas noticias de delincuencia local o falsas acusaciones de represión de la guerrilla.
Referencia:Capitalismo y democracia (Josep Fontana)

miércoles, 27 de noviembre de 2024

No se trata tanto de imponer qué pensar como sobre qué materias hacerlo

Escribe el sociólogo Andrés Villena Oliver que el “imperio de la imagen” ha sido un rasgo definitorio de los gobiernos progresistas más recientes. Con estos, el entramado icónico emitido por los aparatos estatales ha generado toda una realidad paralela, una “hiperrealidad”, fijando o reorientando la agenda política y enfocando determinados asuntos a conveniencia. Lo “importante” ha sido lo que quedara definido como tal. No se trataba tanto de imponer a los ciudadanos qué pensar como sobre qué materias hacerlo. Por tanto, la pelea por la fijación de la “agenda” adquiría la categoría de política pública.

La verdad no puede ser mala, la mentira no puede ser buena

La verdad puede ser dulce o amarga, pero no puede ser mala; la mentira puede ser dulce o amarga, pero no puede ser buena, escribe Constancio C. Vigil que fue un empresario, periodista y escritor uruguayo. 


George Washington puso la primera piedra del Capitolio vistiendo un delantal masónico

La francmasonería fue introducida en Francia hacia 1725 por los jacobitas ingleses, la francmasonería había conocido, tras un impulso inicial, años difíciles.Un alto príncipe de sangre, el duque de Chartres, fuera elegido como gran maestro. La elección de un primo del rey ponía a la Grande Loge de France “casi a la sombra del trono”. En la década de 1770 la masonería francesa se impuso como fenómeno social, despojándose de su carácter secreto, abriéndose a las mujeres y lanzándose a las iniciativas más variadas. En 1775 entró a formar parte de la misma, si bien discretamente, el mismo soberano, afiliándose con sus dos hermanos a la logia militar de los Trois Frères Unis, mientras que los salones parisinos se apasionaban por los debates entre la Grande Loge, la logia madre de rito escocés, y la prestigiosa logia de las Neuf Sœurs, compuesta fundamentalmente por literatos y eruditos. Con ocasión del conflicto angloamericano, los masones franceses demostraron su influencia sobre la opinión pública contribuyendo a orientarla a favor de los insurgentes y estrechando vínculos duraderos con los hermanos del otro lado del océano.
Mientras Benjamin Franklin, llegado a París en enero de 1777, era admitido, entre el entusiasmo general, en la logia de las Neuf Sœurs, una carta suya anunciaba al Congreso la llegada del marqués de La Fayette, un masón francés que, sin pedir la autorización del rey, había ido a luchar por la causa americana. El mismo George Washington acogió al oficial francés en la logia de la Unión americana y el 18 de septiembre de 1793 puso la primera piedra del Capitolio vistiendo un delantal masónico de seda blanca bordado para él por la mujer de La Fayette. El marqués no fue por lo demás el único oficial francés en partir voluntario para combatir junto a los hermanos americanos. En la expedición de Lauzun, por ejemplo, eran de probada fe masónica su superior en grado, el conde de Rochambeau, el conde de Ségur, el vizconde de Noailles, el caballero de Chastellux, Alexandre y Charles de Lameth. Y, si es bien cierto que "fue seguramente gracias a algunos de ellos por lo que la ideología liberadora penetró mejor en las logias americanas", también lo es que los masones franceses que participaron en la guerra de la Independencia "tuvieron la posibilidad de asistir al primer experimento histórico de las grandes ideas ya debatidas en sus logias".
Referencia:Los últimos libertinos (Benedetta Craveri)

martes, 26 de noviembre de 2024

El café

El café proviene de una planta de origen africano, posiblemente de Etiopía, pero la costumbre de tostar el grano para hacer una infusión parece originaria de Arabia; la ciudad de Moka, en Yemen, fue uno de los primeros grandes mercados de este producto. Era fácil cultivarlo en un clima tropical, de modo que se extendió por el mundo en el siglo XVII y llegó a América en el XVIII, donde se aclimató rápidamente en el Caribe y en América del Norte. Después pasó a Brasil, que aún hoy es el primer productor mundial. Su consumo se difundió hasta Inglaterra a partir de la segunda mitad del siglo XVII, servido al público en establecimientos especializados que se convirtieron en puntos de debate político e intelectual (Newton los frecuentaba), en locales de juego y en centros de negocios donde se compraban acciones, se obtenían créditos o se contrataban seguros (Lloyds, que se convertiría en la mayor empresa de seguros marítimos del mundo, nació en un café). 


Libertad de pensamiento

Las palabras vertidas en la Ética, obra culmen del judío holandés de origen castellano o portugués Baruch Spinoza: “No solo es la libertad de pensamiento compatible con la paz del Estado, sino que suprimirla implica destruir dicha paz. Los gobiernos no deben esforzarse por convertir a los seres humanos en bestias o peleles, sino fomentar que desarrollen sus mentes y cuerpos rodeados de seguridad, empleando su razón sin ninguna especie de grilletes”. Libertad, entonces, para pensar y decidir, y un Estado que proporcione la seguridad precisa para posibilitar el discurrir del juego con reglas limpias, que desarrolle a la vez la menor cantidad de injerencia posible.

lunes, 25 de noviembre de 2024

El factor que domina el mundo es la conveniencia

Hay un factor clave que tiene mucha más influencia en todo de la que creemos, casi nadie piensa en él y, en buena parte, es responsable de que gastemos de más.Y ese factor que domina el mundo es la conveniencia.La conveniencia es un factor ignorado para la mayoría cuyo poder, sin embargo, es conocido en la ingeniería y economía del comportamiento, que se aplica en campos como el marketing o el diseño.De hecho, ha sido la tecnología la que más la ha empleado en los últimos tiempos, con un éxito sin precedentes.La conveniencia es la razón, por ejemplo, por la que las tarjetas de crédito, los bizums o los pagos NFC están arrinconando al efectivo como medio de pago. No tienes que llevar dinero en el bolsillo, no pesa, no hay que pasar primero por el cajero para poder pagar algo...Y esa misma conveniencia es la que hace que gastemos más cuando pagamos por esos medios.
El móvil se ha comido al ordenador porque es más conveniente. Siempre en el bolsillo, siempre dispuesto y conectado, te resuelve las cosas en un segundo. En lo que tardas en ir al ordenador, que arranque y abra el navegador, el teléfono ya te ha encontrado lo que buscabas, desde el sofá y solamente hablándole. Amazon se ha gastado millones en pruebas (y lo sigue haciendo), para optimizar su proceso de compra mediante un constante proceso de ensayo y error. Los más viejos del lugar hemos podido ver y estudiar todos estos años cómo ha hecho evolucionar su proceso de compra.Si tienes su aplicación móvil estás perdido, porque es sacar el teléfono, (de nuevo, siempre disponible) y deslizar un dedo para comprar. Y ya está. Han apurado al máximo haciendo que dicha compra, en un instante, desde cualquier sitio y en cualquier momento, no cueste nada. Uno de los puntos principales a la hora de conseguir clientes y ventas es insistir, una y otra vez, en eliminar el rozamiento en esos procesos de compra por Internet.


La humanidad de George Orwell, una característica que subyace en toda su obra

Era un “chico de aspecto asilvestrado”, “descalzo y vestido con harapos” que habían reclutado en la unidad de George Orwell. Un día a Orwell le robaron unos cuantos cigarros baratos y alguien denunció la falta de un poco de dinero. Informó a su oficial, que inmediatamente dio por sentado que el ladrón debía ser el joven de tez morena. El desdichado muchacho permitió que lo llevaran al puesto de guardia para registrarlo. “Lo que me impresionó más fue que apenas intentó defender su inocencia. En el fatalismo de su actitud podía verse la desesperada pobreza en que había sido criado. El oficial le ordenó que se desnudara. Él lo hizo con espantosa humildad, y registraron sus ropas. Por supuesto, ahí no estaban ni los cigarros ni el dinero; de hecho, no era él quien los había robado.” Lo que más impresionó a Orwell y lo que le resultó más doloroso fue que, una vez demostrada su inocencia, no parecía estar menos avergonzado. “Esa noche lo llevé al cine y le di coñac y chocolate. Pero eso también fue terrible; me refiero al intento de borrar un agravio con dinero. Durante un rato estuve dispuesto a creer que era un ladrón, y eso no puede borrarse”. Con qué claridad revela tan conmovedora descripción la humanidad de Orwell, una característica que subyace en toda su obra.

domingo, 24 de noviembre de 2024

La pobreza energética sigue siendo un desafío importante en España.

Los investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas han presentado este martes su Informe anual de Indicadores de Pobreza Energética en España 2023, destacando que “la pobreza energética sigue siendo un desafío importante” en España. 
Según el estudio, “disponer de energía asequible sigue siendo un reto para millones de hogares en España”, especialmente cuando “los retrasos en el pago de facturas energéticas afectan al 9,6 % de la población”. El número de hogares que no pudieron mantener una temperatura adecuada durante el invierno estudiado creció hasta el 20,7 %, aunque la pobreza energética oculta es algo que sigue afectando a cerca del 28,6 % de los hogares en España.  En valores absolutos, más de diez millones de personas declararon no poder mantener sus hogares con una temperatura adecuada en invierno, mientras que 4,6 millones tuvieron retrasos en el pago de sus facturas energéticas. 

El hombre intenta neciamente colocarse en lugar de Dios

El hombre intenta neciamente colocarse en lugar de Dios, erigirse a sí mismo como fuente de lo que está bien y de lo que está mal, cayendo en la tentación que el demonio puso a nuestros primeros padres: seréis como dioses si no obedecéis los mandatos de Dios (Gen 3, 5).

Ella, con las grandes puertas abiertas, los esperaba


Cuando al escribir quiero hablar del mar, de la mujer, de Dios, me inclino sobre mí mismo y escucho lo que dice en mí el niño; él es quien me dicta mis palabras, y si logro llegar con las palabras a pintar esas grandes fuerzas (el mar, la mujer, Dios), lo debo al niño que todavía vive en mí. Vuelvo así a ser niño para poder contemplar el mundo con mirada virgen y verlo siempre por primera vez.
Para las fiestas anuales, cuando Cristo nacía, o moría, o resucitaba, todo el mundo se vestía, se acicalaba, dejaba su casa, y de todas las callejuelas la gente se volcaba en la iglesia. Ella, con las grandes puertas abiertas, los esperaba. Había encendido sus grandes candelabros y sus arañas, y el dueño de casa, San Minas, montado en su caballo, permanecía en el umbral y recibía a los bien amados habitantes de Megalo Kastro. Los corazones se henchían, no más tristezas, todo el mundo se identificaba, olvidaban su nombre, no eran ya esclavos, ya no había disputas ni turcos, ya no había muerte. Y allí, en la iglesia, con el capitán Minas, el caballero, a la cabeza, todos sentían que eran un ejército inmortal. Carta al Greco (Nikos Kazantzakis)

sábado, 23 de noviembre de 2024

Soberbia

Según el psiquiatra Enrique Rojas, la soberbia es la pasión desenfrenada sobre uno mismo, la trampa del amor propio, la falta de humildad y de lucidez. Se trata de un sentimiento de valoración en el que la persona concentra su foco de atención en ella misma porque se considera excelente, única y muy por encima de los demás.  Desde la psicología y la filosofía, se establece una distinción difusa entre la soberbia y el orgullo. Algunos conciben a este último con un sentido más positivo y emocional desde el que podemos valorarnos y valorar a los demás y que a veces es fácil de disimular; mientras que la soberbia es concebirse a uno mismo como superior a los otros por el hecho de ser sí mismo, razón por la que además le deben respeto y admiración.En la soberbia, los otros no existen. Ahora bien, quien no tenga cuidado con su orgullo puede ir más allá y acabar cultivando actitudes soberbias.Así, la soberbia es amiga del orgullo, la vanidad, las ansias de poder, el narcisismo y el egocentrismo. Todo le queda pequeño. Quien tiene soberbia tan solo está centrado en sí mismo, no da valor a las opiniones de los demás porque está ciego; sin embargo, sí que necesita un feedback constante sobre la imagen que están proyectando a los otros. Lo que ocurre es que las estrategias que pone en marcha para recibirlo son muy sutiles.
Detrás de la soberbia hay miedo, escribe la psicóloga Gema Sánchez Cuevas, miedo a no ser capaz, a no ser bueno, suficiente o reconocido. Y ante la incapacidad de asumirlo, de aceptar esos temores y heridas, se maquillan. Por esta razón, la soberbia sirve para “equilibrar” esos vacíos y como mecanismo de defensa porque ayuda a rechazar antes que ser rechazado.Así, quien es soberbio no suele admitir sus errores porque hacerlo le recuerda que no es tan perfecto como pensaba y como consecuencia será muy difícil que pida perdón porque considera que nunca se equivoca. Al igual que también piensa que lleva la razón porque incurre en la falacia de la autoridad.No obstante, al soberbio le importan mucho la opinión y la atención de los demás, aunque se muestre indiferente, por lo que lleva a cabo ciertos comportamientos para obtenerlas.


Los hombres hacen su historia bajo las circunstancias legadas por el pasado

Para Marx los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.

En los textos medievales no encontramos un término para designar a aquellos que llamamos hoy artistas

¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? La célebre pregunta de Brecht opone el anonimato de los muchos que en la sombra hacen la historia a la notoriedad de los pocos que son presentados como sus protagonistas. Y habría que aplicarla a la situación de los artistas en la Edad Media. ¿Quién proyectó los mosaicos de San Vital? ¿Quién pintó los frescos de Castelseprio? ¿Quién esculpió los capiteles de Cluny? ¿Quién construyó la catedral de Chartres? Las obras de arte desempeñan un gran papel cuando intentamos representarnos, visualizar el Medievo, y, entre las imágenes que podemos tener de esta época, una se abre camino estimulada por los monumentos, las crónicas y los documentos. Más que cualquier otra, esta época se nos presenta marcada por su blanca veste de iglesias que bullen de esculturas, mosaicos o vidrieras multicolores, de orfebrerías centelleantes, de coloreadísimos libros miniados, de marfiles esculpidos, de inmensas puertas de bronce, de esmaltes, de pinturas murales, de tapices, de bordados, de paños y tejidos de colores cambiantes y con singulares dibujos, y de tablas pintadas con fondos de oro. Pero frente a la profusión y variedad de las producciones artísticas que despiertan nuestra admiración y estimulan nuestra fantasía, podemos reunir un restringido número de nombres de artistas y, además, muy a menudo son nombres aislados, ligados solamente a una obra. Incluso el creador de un monumento importantísimo, como la capilla palatina de Aquisgrán, una piedra militar de la arquitectura medieval, se nos escapa, resulta inasible. ¿Quién fue Odo de Metz? ¿Cómo definirlo y situarlo? Hubo un tiempo en que, lamentando el egocentrismo, el protagonismo y la vanidad de los artistas modernos, fueron ensalzadas, por contraste, la dedicación, la modestia, las virtudes del artífice medieval, no deseoso de otra recompensa que no fuera la divina, reacio a la exaltación de su propio nombre, humilde y feliz en el anonimato, deseoso solo de participar en el gran esfuerzo colectivo de exaltación de la fe.
En los textos medievales no encontramos un término para designar a aquellos que llamamos hoy artistas; los artesanos son llamados comúnmente artífices, así como los artistas: «Obiit Berengarius huius matris ecclesiae artifex bonus» indica alrededor de 1050, sin precisar más, un obituario de la catedral de Chartres y sería vano preguntarse a qué se dedicaba este Berengarius (probablemente fue el arquitecto que dirigió la reconstrucción de la catedral después del incendio de 1020). El término artista, con el que a veces nos encontramos, indica a una persona que estudia o practica las artes liberales. Solo a finales del siglo XIII, en la crónica de Salimbene, estará referido a una persona dotada de una capacidad técnica especial.La idea que se tiene del arquitecto en la Edad Media es muy variada. Cierta imagen, heredada de la antigüedad clásica, que ve en él un profesional de la proyección y de la organización del taller, sobrevivirá hasta la época carolingia. Para Isidoro de Sevilla, autor a principios del siglo VII de la enciclopedia más difundida en el Medievo hasta que aparecieron en el siglo XIII las Summae escolásticas, el arquitecto es una unión de albañil (caementarius) y de proyectista, y esta definición fue retomada por Rábano Mauro en época carolingia.
En la Edad Media la relación entre artista y destinatario es una relación desigual; la posición jerárquica, las posibilidades económicas y, frecuentemente, la cultura del destinatario, rebajan hasta humillarlo el rango del artista. “Ars auro gemmisque prior. Prior Omnibus autor”. El arte es superior al oro y a las gemas, pero antes que ninguno está el destinatario, advierte la inscripción sobre un esmalte con la imagen de Henri de Blois, arzobispo de Winchester (c. 1150).
Referencia: El hombre medieval. Capítulo sexto EL ARTISTA Enrico Castelnuovo

viernes, 22 de noviembre de 2024

El número de personas entre dieciocho y veinticinco años con coche propio pasó de alrededor de novecientos mil a trescientos mil

Según un estudio elaborado por Unespa, la patronal española de las aseguradoras, entre 2010 y 2020 el número de personas entre dieciocho y veinticinco años con coche propio pasó de alrededor de novecientos mil a trescientos mil. Un artículo del periódico español El País afirma que este descenso entre la gente joven se debe a las alternativas de movilidad urbana, como el transporte público, las bicicletas y los patinetes eléctricos, las zonas de acceso limitado, la mayor preocupación por el medioambiente y el bajo nivel de renta. Además, de acuerdo al Observatorio de Conductores realizado por el RACE en 2020, ninguno de los jóvenes entrevistados que planean comprarse un automóvil tiene al coche eléctrico como opción. 
Descartó el coche eléctrico por su elevado precio (no baja de los 40.000 euros de media), la falta de autonomía, la incertidumbre sobre su viabilidad futura y la necesidad de inmediatez propia de su generación. Con respecto al híbrido enchufable los más baratos rondan los 37.000 euros. 
Un estudio realizado por ANFAC, la asociación nacional de fabricantes de automóviles, revela que uno de cada cuatro puntos de recarga no funciona. Javier Pérez, experto en movilidad y sostenibilidad en la Universidad Politécnica de Madrid, asegura que el vehículo eléctrico aún no está preparado para cubrir las necesidades de transporte de pasajeros y mercancías en largas distancias. 

La introducción del ensayo en España

Los hombres del 98 representan en nuestra historia cultural una cota difícilmente desdeñable. Son conscientes de su función socio-política como “intelectuales” cuyo término reivindican para su quehacer, e introducen definitivamente el “ensayo” como modo de expresión, dando así entrada a lo que caracteriza específicamente nuestra historia literaria del siglo XX. Es con ellos con quienes surge el término “intelectual” en España con clara conciencia de pertenecer a una clase nueva que tiene una función de carácter rector en la vanguardia política y social. A esta conciencia de su papel en la sociedad se une la utilización de un modo de expresión propio que les caracteriza. Aunque entre ellos hay poetas, novelistas y dramaturgos, lo que les caracteriza es el uso del “ensayo” con conciencia de tal. En 1900 todavía el término no tiene plena vigencia social; en ese año, cuando Clarín escribe una crítica al Ariel, de José Enrique Rodó, no sabe cómo clasificarlo; dice que “no es una novela ni un libro didáctico”, sino de “ese género intermedio que con tan buen éxito cultivan los franceses y que en España es casi desconocido”. En 1914, cuando Ortega y Gasset publica sus Meditaciones del Quijote, no duda ya en llamarlo “ensayo”, recabando para ese nuevo género literario una definición que no ha sido superada. “El ensayo es la ciencia, menos la prueba explícita”, nos dice. ¿Qué ha pasado entre 1900 y 1914? Sencillamente, que los nuevos intelectuales han hecho ya parte importante de su obra y han dado plena vigencia al nuevo género como forma de expresión literaria, escribe el profesor José Luis Abellán de la Universidad Complutense.

jueves, 21 de noviembre de 2024

El no me es lícito se convirtió en un no puedo

El político, el médico, el padre o la madre, no siempre saben con seguridad si lo que aconsejan o hacen es lo mejor, atendiendo al conjunto de sus consecuencias. Lo que sí pueden saber es que esa es la mejor solución posible en ese momento y de acuerdo con sus conocimientos; esto basta para una conciencia.
“Un fiel servidor de mi rey, pero primero de Dios”, era la máxima de Tomás Moro, Lord canciller de Inglaterra, que hizo todo lo posible para no oponerse al rey y evitar así un conflicto; hasta que descubrió algo que no se podía conciliar en absoluto con su conciencia. No le guiaba ni la necesidad de acomodación ni la de rechazo, sino el pacífico convencimiento de que hay cosas que no se pueden hacer. Y esta convicción estaba tan identificada con su yo que el “no me es lícito” se convirtió en un “no puedo”.
El “aquí estoy yo, no puedo obrar de otro modo” del que actúa en conciencia es, por el contrario, expresión de libertad. Dice tanto como: “No quiero otra cosa”. No puedo querer otra cosa y tampoco quiero poder otra cosa. Ese hombre es libre. Como afirmaban los griegos, ese hombre es amigo de si mismo, escribe el filósofo Robert Spaemann.

Un exceso de intervencionismo por parte del Estado es contraproducente

Cuenta Leopoldo Abadía en su libro Cómo funciona economía para Dummies que un exceso de intervencionismo por parte del Estado puede ser  contraproducente; principalmente por tres razones: • Porque muchas veces las medidas que se toman no son fruto del interés común, sino del trapicheo entre distintos partidos políticos. En nuestra España de las autonomías, eso resulta meridianamente claro. Seguro que el “yo te doy mi voto si tú a cambio me construyes una carretera o una línea de AVE” nos suena a todos; que luego en ese AVE, que ha costado una millonada, viajen sólo siete personas es lo de menos. • Porque las medidas del gobierno carecen de competencia que ayude a mejorar la calidad y eficiencia del producto. • Porque las intervenciones del gobierno son, por lo general, lentas y cuando se ponen en acción carecen de la flexibilidad que sí tiene el mercado, por ejemplo, a la hora de ajustar precios.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

En política debes ser leal a ti mismo, a tu partido, a la gente que te ha votado y también al país

Para disfrutar de la política y para hacerlo bien, debes pensar que estás trabajando por todos, independientemente de si te han votado o no. Incluso cuando la realidad política te obligue a elegir los intereses de un grupo frente a los de otro, nunca debes olvidar que los perdedores han pagado un precio por las decisiones que has tomado. Ser un buen político implica ser responsable ante la gente que te eligió y ser responsable por tus acciones.
La política no es la guerra, sino nuestra única alternativa viable a la misma. La democracia no puede funcionar en ausencia de una cultura de respeto a tu antagonista. En política debes ser leal a ti mismo, a tu partido, a la gente que te ha votado y también al país. Dado que estas lealtades van a entrar en conflicto, debes dejar claro antes de empezar que puede llegar un momento en que tengas que poner a tu país por encima de todo lo demás.
Referencia: Fuego y cenizas: Éxito y fracaso en política (Michael Ignatieff)


El concepto de libertad basado en la liberación de la pobreza

“Con independencia de lo que se consiguiera o se dejara de conseguir con la Revolución francesa (y, desde luego, no consiguió la igualdad de los hombres), liberó a los pobres de la oscuridad, de la invisibilidad. Lo que se ha considerado irrevocable desde entonces es que los que estaban entregados en cuerpo y alma a la libertad podían aceptar una situación en la que estar libre de la necesidad (la libertad para ser libres) era privilegio de una minoría. En lo que se refiere a la relación original entre los revolucionarios y las masas de pobres que acabaron sacando a la luz, permítaseme citar la descripción explicativa que hace lord Acton de la marcha de las mujeres a Versalles, uno de los puntos de inflexión más destacados de la Revolución francesa. Las participantes en la marcha, decía, “desempeñaron el papel legítimo de unas madres cuyos hijos se morían de hambre en unos hogares sórdidos, y de ese modo prestaron a unas motivaciones que ni compartían ni entendían (es decir, la preocupación por el gobierno) una ayuda comparable a la de una punta de diamante a la que nada puede resistirse”. Lo que el pueblo, tal como lo concebían los franceses, aportó a la revolución y lo que estuvo de todo punto ausente en el curso de los acontecimientos que se desarrollaron en Estados Unidos fue el carácter irresistible de un movimiento que ningún poder humano era ya capaz de controlar. Esa experiencia elemental de algo irresistible trajo consigo una imaginería completamente nueva, que hoy seguimos asociando casi de forma automática con nuestras ideas acerca de los acontecimientos revolucionarios. Cuando Saint-Just exclamaba, bajo el efecto de lo que tenía ante sí, “les malheureux sont la puissance de la terre”, se refería al gran torrente revolucionario cuyas olas tempestuosas empujaban y arrastraban a sus actores, hasta que la vorágine se los tragaba y los hacía desaparecer de la superficie para perecer junto con sus enemigos, los agentes de la contrarrevolución. O a la tempestad y la poderosa corriente de Robespierre que, alimentada por los crímenes de la tiranía por un lado y por el progreso de la liberación por otro, fue incrementando constantemente en rapidez y violencia. O a lo que algunos espectadores relataban: “Un majestuoso río de lava que no respeta nada y que nadie puede detener”, un espectáculo que había caído bajo el signo de Saturno, “la revolución devorando a sus hijos” (Vaugirard). Las palabras que cito aquí fueron pronunciadas todas por hombres profundamente comprometidos con la Revolución francesa y dan testimonio de acontecimientos de los que fueron testigos presenciales, no de cosas que hicieran ellos mismos o que se propusieran hacer intencionadamente. Eso fue lo que ocurrió, y esos sucesos dieron a los hombres una lección que ni en sus esperanzas ni en sus temores se ha olvidado nunca. Tal lección, tan sencilla como nueva e inesperada, es, como decía Saint-Just, la siguiente: “Si deseáis fundar una república, debéis encargaros primero de sacar al pueblo de un estado de miseria que lo corrompe. No se tienen virtudes políticas sin orgullo. No se tiene orgullo en la indigencia”. Este nuevo concepto de libertad basado en la liberación de la pobreza cambió el rumbo y el objetivo de la revolución. La libertad había pasado a significar ante todo “vestido, comida y reproducción de la especie”,” escribe la filósofa e historiadora Hannah Arendt.

martes, 19 de noviembre de 2024

Principio de universalidad de las leyes de la naturaleza

Lucrecio

Lobo come el cordero y con el cordero forma lobo, el cordero come hierba y con la hierba forma cordero. Esto fue advertido hace ya mucho tiempo, desde Demócrito y Epicuro. Lucrecio lo dice de la manera siguiente: “… y ello de tal modo que la naturaleza muta en cuerpos vivos todas las formas posibles de comida”. El cambio continuo de los seres vivos en otros seres vivos, independientemente de formas y propiedades, permitió a los atomistas griegos imaginar un principio común, un constituyente invisible que podría dar lugar, con distinto ordenamiento, a las distintas criaturas vivientes. La teoría atomista no tiene otro fundamento. Esta idea de que el cambio de un ser vivo en otro sólo es posible debido a estar hecho de las mismas partes, pero ordenadas de otro modo, ha permanecido a lo largo de los siglos y está en la base de las grandes teorías físicas recientes. Al notar, como sucede día a día a partir de los datos proporcionados por los grandes aceleradores, que cada partícula libre en una interacción propia genera otras partículas, se llegó a la idea de que “un principio común, un constituyente invisible, pero con distinto ordenamiento, da lugar a las distintas partículas libres”. Esta afirmación sólo ha requerido sustituir “seres vivos” por “partículas libres”. Es más, para extender la analogía, basta con sustituir teoría atomista por gran unificación. Incluso si la comparación no es del todo válida, la parábola del lobo, el cordero y la hierba habla en favor del maravilloso poder de razonamiento de los atomistas griegos. La habilidad de la naturaleza en generar especies y, por lo tanto, en producir cantidades de los mismos seres es inmediatamente generalizada por Lucrecio: “El mismo principio nos convence de que el cielo, la tierra, el sol, la luna y cualquier cosa viva no son únicos, sino que, por el contrario, existen en número infinito…”. Esta generalización ha llegado hasta nosotros. La versión moderna hablaría de un principio de universalidad de las leyes de la naturaleza, con la diferencia de que, en lugar de tratarse de una especulación, descansa sobre gran cantidad de datos observables. 
Referencia: Proceso azar ( Peter Theodore Landsberg; Günter Ludwig;  Margalef; Ilya Prigogine; Evry Schatzman; Jorge Wagensberg).


Las dictaduras españolas del siglo XX se presentaron como las herederas del regeneracionismo

El rey Alfonso XIII y el dictador Miguel Primo de Rivera
El peso económico de Cuba en el conjunto de nuestras relaciones coloniales era singularmente relevante, lo que traerá una serie de repercusiones muy profundas sobre la Península. Es ese volumen económico lo que había impedido a la oligarquía española enfrentarse al problema cubano con una dosis mínima de objetividad y de ecuanimidad. Quisieron conservarlo todo y mantener allí intocables sus privilegios seculares, y el resultado fue que acabaron perdiéndolo todo.
Como fenómeno cultural y político el regeneracionismo constituye uno de los referentes centrales de la España de 1900. Apenas hay espíritu antidemocrático en el regeneracionismo de 1900. Pero es un movimiento que bascula entre la derecha y las posiciones de centro. Esto ha contribuido a que las dictaduras españolas del siglo XX (la de Primo de Rivera y la de Franco) se hayan presentado como las herederas de los programas y del estilo regenerador. Los dos militares habrían sido el “cirujano de hierro” que Costa pide para España al terminar el siglo XIX. Y Tierno Galván acepta esta interpretación al afirmar que el regeneracionismo y Costa conforman las bases programáticas de toda la derecha española del siglo XX,escribe el profesor José Luis Abellán de la Universidad Complutense.


lunes, 18 de noviembre de 2024

La desnudez de algunas iglesias

¿Tendría sentido que hubiera medios económicos para construir lugares de diversión y de recreo con buenos materiales, incluso lujosos, y que para el culto divino sólo se encontraran lugares, no pobres, sino pobretones, fríos, desangelados? Entonces tendría razón el poeta francés Paul Claudel,cuando dice que la desnudez de algunas iglesias es “la manifestación al exterior de nuestros pecados y defectos: debilidad, indigencia, timidez en la fe y en el sentimiento, sequedad del corazón, falta de gusto por lo sobrenatural…”.

Nación

En 1944, Guido Zernatto publicó Nation: the History of a Word, un artículo en el que a través de una perspectiva lingüística pretendía analizar la evolución de la palabra nación a lo largo de la historia, con el fin de acceder a un significado completo de la misma. Partía de la antigua Roma, donde el término natio poseía un cariz despectivo y se usaba para designar a los grupos de extranjeros no ciudadanos procedentes de una misma región geográfica y que habitaban en las ciudades coloniales del territorio bajo dominio romano. Durante la Alta Edad Media, Zernatto reduce el uso del término nación al ámbito universitario, donde se utilizaba para separar a los estudiantes según sus regiones de origen. Nación fuera del ámbito universitario, aunque por extensión comenzó a aplicarse en los concilios ecuménicos, es decir, las asambleas celebradas por la Iglesia en las que eran convocados los obispos para debatir sobre la teoría y práctica religiosa. Se denominaba, entonces, nación a las secciones entre las que se dividía el voto en dichos concilios. En el siglo XIV cómo, en algunas Cortes y otras asambleas, los estamentos llamados a las mismas comenzaban a denominarse naciones. Esto mantuvo la concepción de nación como una comunidad de élites con un mismo origen geográfico hasta el siglo XIX, sin que la Revolución francesa alterara en su momento esta característica del término. La propia Revolución francesa, de hecho, quiso distinguir entre los conceptos pueblo y nación desde sus inicios. Su objetivo era que las altas clases burguesas pasaran a engrosar las filas de la nación, pero no el pueblo llano. La forma de llevar esto a cabo era el sufragio censitario, que impedía que todo el pueblo francés pudiera ser considerado como nación en tanto que la gran mayoría no poseían derecho a la participación política y, por lo tanto, no formaban parte de la soberanía nacional. 
Hasta el siglo XIX la nación no adquirió su último significado, el que hace referencia al pueblo soberano. Así, la palabra nación pasa a significar un grupo de personas diferenciado y único, procedente de un mismo origen y portador de la soberanía. La nación pasa a convertirse, en la vida política, en base de la solidaridad y objeto supremo de lealtad. Sin embargo, esto supone que el pueblo soberano que compone la nación solamente aparece en un estadio muy reciente de la historia de la humanidad y debido a unos cambios impensables antes del siglo XIX. Otto Bauer publicó en 1907 La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia, donde expone que es imposible concebir el nacimiento de la nación alemana sin hacer referencia al contexto de expansión del capitalismo en el siglo XIX. Es decir, no podemos pensar que una gran extensión del territorio sea accesible a la mayoría de la población sin tener en cuenta el desarrollo de la prensa, los transportes, la ampliación de los mercados y la sustitución de una sociedad estamental por una sociedad de clases que permita cierta movilidad. 


domingo, 17 de noviembre de 2024

Somalia es considerado como el segundo lugar del mundo más hostil para los cristianos

Han pasado 18 años desde que, en 2006, un grupo de radicales afincados en Mogadiscio influyendo en los tribunales regionales con la ley sharia fundasen el grupo paramilitar Harakat al-Shabab. El grupo se ha mantenido como uno de los pocos grupos yihadistas enfocado en su pulso particular con las autoridades nacionales y regionales, actuando también en países fronterizos, como Kenia. Un hecho que, hasta el momento, le está dando más longevidad que otras organizaciones de carácter transfronterizo, como ha sido el caso de la propia Al-Qaeda o del Estado Islámico. Al-Shabab sigue contando con una fuerza de entre 7.000 y 12.000 milicianos, según indica el especialista en la región del cuerno de África Stig Jarle Hansen en un artículo para The Conversation. Hansen sostiene que la supervivencia de Al-Shabab tiene que ver con el fracaso de occidente en el país y en la región. A la fallida presencia de Estados Unidos y Naciones Unidas, que se retiraron en 1994, siguió un Estado inestable y la acuciante urgencia por una hambruna que iba afectando cada vez a más parte de la población. En su discurso, Al-Shabab ha sabido recordarle a los somalíes que las instituciones democráticas creadas por occidente son falibles y que no ofrecen la seguridad que la población local necesita.
Otro factor es el de la financiación ilegal. Al-Shabab ha tejido una red de recaudación de impuestos ilegales y de lavado dinero que le ha permitido costear buena parte de su infraestructura. El contrabando y otras acciones también han contribuido a la economía del grupo.Hansen también menciona la debilidad del ejército somalí y el refugio que los yihadistas han encontrado en la zona media y baja de Juba, en el sur de Somalia, así como en la región suroccidental, donde mantienen un control arraigado desde hace más de 15 años y han desarrollado toda una estructura administrativa bien establecida.
La historia de Al-Shabab ha contribuido en buena parte al empeoramiento de la situación de los cristianos en Somalia. Se hecho, el país ha sido considerado como el segundo lugar del mundo más hostil para los cristianos por la organización Puertas Abiertas en las dos últimas ediciones de su Lista Mundial de Persecución.Incluso en las relaciones familiares y personales, los cristianos son a menudo marginados y hostigados en una sociedad mayoritariamente musulmana y de tendencia conservadora. 

Lo que distinguía a la cristiandad latina era la uniformidad de su cultura

Escribe George Holmes en Europa: jerarquía y revuelta 1320-1450 que “lo que distinguía a la cristiandad latina era la uniformidad de su cultura, que dependía principalmente de la Iglesia. El reconocimiento general de la autoridad del papa era el factor más evidente de la unidad de Europa. Había conducido a la difusión de tipos semejantes de organización de iglesias y monasterios, y no solo de edificios, sino también de maneras de pensar. La uniformidad de la cultura había sido también promovida por las energías expansionistas de nobles y caballeros del norte de Francia y de mercaderes de las ciudades italianas, que habían difundido sus costumbres por amplias zonas del mundo latino. En 1300 la Europa occidental era ya, con mucho, probablemente la zona más rica del universo, si la riqueza se mide en relación a la densidad demográfica. La mayor parte de la riqueza se concentraba en una banda que atraviesa el continente desde el sudeste de Inglaterra al norte de Italia, incluyendo el norte de Francia, los Países Bajos y la Renania.El mundo europeo estaba dominado por el papa, el rey de Francia y otros monarcas; su vida intelectual, por la Universidad de París; su arte, por el estilo de iglesia gótica, que se había difundido por Europa desde el norte de Francia. La historia social de los próximos cien años fomentaría  una mayor diversificación de la sociedad al favorecer a las comunidades urbanas y campesinas a expensas de las clases señoriales.
La peste negra, que asoló Europa en 1348-1349, y el descenso general de población, que redujo la riqueza y el poder de los señores territoriales. Los resultados de los cambios económicos se evidenciaron en la situación de Europa durante la primera mitad del siglo XV, cuando ciudadanos y campesinos hicieron valer sus derechos.