Para disfrutar de la política y para hacerlo bien, debes pensar que estás trabajando por todos, independientemente de si te han votado o no. Incluso cuando la realidad política te obligue a elegir los intereses de un grupo frente a los de otro, nunca debes olvidar que los perdedores han pagado un precio por las decisiones que has tomado. Ser un buen político implica ser responsable ante la gente que te eligió y ser responsable por tus acciones.
La política no es la guerra, sino nuestra única alternativa viable a la misma. La democracia no puede funcionar en ausencia de una cultura de respeto a tu antagonista. En política debes ser leal a ti mismo, a tu partido, a la gente que te ha votado y también al país. Dado que estas lealtades van a entrar en conflicto, debes dejar claro antes de empezar que puede llegar un momento en que tengas que poner a tu país por encima de todo lo demás.
Referencia: Fuego y cenizas: Éxito y fracaso en política (Michael Ignatieff)