Las palabras vertidas en la Ética, obra culmen del judío holandés de origen castellano o portugués Baruch Spinoza: “No solo es la libertad de pensamiento compatible con la paz del Estado, sino que suprimirla implica destruir dicha paz. Los gobiernos no deben esforzarse por convertir a los seres humanos en bestias o peleles, sino fomentar que desarrollen sus mentes y cuerpos rodeados de seguridad, empleando su razón sin ninguna especie de grilletes”. Libertad, entonces, para pensar y decidir, y un Estado que proporcione la seguridad precisa para posibilitar el discurrir del juego con reglas limpias, que desarrolle a la vez la menor cantidad de injerencia posible.
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