La capacidad de regularse emocionalmente se puede definir como la habilidad para reconocer, modular o controlar la expresión de los sentimientos y los comportamientos impulsivos de una manera adaptativa. La habilidad para regular emociones es imprescindible para el funcionamiento en la vida diaria. Los mecanismos por los cuales el trauma repetido desencadena desregulación emocional son complejos; por un lado, produce cambios en la neurobiología de la persona, es decir, en los casos en los que percibimos amenaza y peligro, nuestro sistema nervioso central se activa para la huida o la lucha. Se trata de un mecanismo automático de supervivencia que causa modificaciones en nuestro cuerpo, como descarga de adrenalina, aceleración de la respiración y palpitaciones del corazón o aumento de la tensión muscular. Una vez que el peligro ha pasado, el cuerpo vuelve a regularse y retorna al estado previo.
Las situaciones de estrés prolongado pueden producir cambios permanentes en la fisiología del cuerpo y de la mente de manera tal que siempre se esté preparado para el peligro, incluso cuando no existan razones objetivas para ello. Los niños que han sido maltratados, ya sea por negligencia o abuso físico o sexual, tienen menos herramientas emocionales para afrontar situaciones traumáticas más adelante……La violencia más difícil de prevenir y manejar es la relacionada con las dificultades de regulación emocional e impulsividad; es decir, la violencia que muy a menudo origina el trauma, escribe Virginia Barber, psicóloga forense, en su libro Más allá del bien y del mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario