sábado, 31 de marzo de 2018

La historia es un arma en el debate político de hoy en día.

Marc Bloch
La historia existe, luego es necesaria. La gente la escribe y la lee, por tanto cumple razonablemente bien su cometido. Como decía el  historiador Marc Bloch: “Incluso si hubiera que considerar a la historia incapaz de otros servicios, por lo menos podría decirse en su favor que distrae”. Simplemente se trata de hacer ver que la historia no tiene, ni puede tener, por decirlo con un vocabulario jurídico, el carácter probatorio que se le atribuye, incluso en los períodos mejor estudiados y documentados.


Como escribió el historiador Collingwood, el pasado, tan solo como pasado, es absolutamente incognoscible, “solo
Robin George Collingwood
puede conocerse como algo que se conserva de modo residual en el presente”. “No se puede esperar nunca una verificación teóricamente suficiente de ningún hecho pasado”, escribió Ducasse. "Por eso el historiador no estudia el pasado, porque el pasado como tal no existe ni es posible experimentarlo directamente. Lo más que puede aspirar es a estudiar los vestigios del pasado".

La importancia que se le confiere a la historia no nace de un noble amor al conocimiento; es un arma, en el mejor de los casos un argumento acalorado, a veces el principal, en el debate político de hoy en día.

Lluvia negra.

Lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima
El 6 de Agosto de 1945 una bomba atómica de uranio enriquecido explotó a una altura de 600 metros sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. La explosión, equivalente a 16.000 toneladas de TNT, creó una onda de calor de unos 300.000 grados centígrados, una potente onda de choque y un estallido de radiación gamma. Los edificios de madera de la ciudad entraron en combustión, y casi todas las personas que estaban dentro de un radio de un kilómetro y medio del centro de la explosión (el hipocentro) murieron inmediatamente. Los potentes incendios que devoraron la
ciudad crearon corrientes de aire caliente que elevaron a la atmósfera algunos de los 200 isótopos radiactivos que creó la detonación. El resultado fue una lluvia radiactiva que esparció la contaminación, la llamada “lluvia negra”. Con aquella explosión, se cree que murieron unas 100.000 personas. Otras 10.000 lo harían en los dos años siguientes.

Masuji Ibuse en su libro “Lluvia negra” cuenta que los heridos estaban tumbados de cualquier forma sobre el tatami, pero era imposible identificarlos porque no había ni uno solo que no tuviera el rostro totalmente desfigurado por las quemaduras. Uno de ellos tenía el cráneo pelado como un huevo, y apenas le quedaba en él más que una leve tira de piel normal; al parecer, había tenido una toalla de algodón enrollada en su frente y sus mejillas colgaban como los senos de una anciana.

Los propios médicos, dice Masuji Ibuse, eran reacio a
arriesgarse a tratar a los pacientes de una enfermedad cuyos orígenes desconocía. Sin poder explicarse la causa de sus sufrimientos más que por el dolor de las quemaduras, inyectó a seis de los heridos un medicamento llamado Pantopon, que les alivió temporalmente de los dolores. Los síntomas de la enfermedad de la radiación empezaban normalmente con una sensación de adormecimiento y pesadez de los miembros, cuyo origen era desconocido. Al cabo de unos días, el pelo se caía a puñados y los dientes se aflojaban y terminaban por caerse también. Por último, se declaraba un paro respiratorio y el paciente moría. Cuando se sentía el adormecimiento en los primeros estadios de la enfermedad, lo primero que había que hacer era descansar y comer bien. Quienes seguían trabajando se iban poniendo mustios, como los pinos transplantados por jardineros torpes, hasta que finalmente fallecían.

Las fotografías fueron tomadas los días posteriores al estallido de la bomba atómica en Hiroshima.
La enfermedad se manifestaba en una parte concreta del cuerpo, y se caracterizaba por provocar dolores atroces. El dolor que se sentía en los hombros y la espalda era, también, incomparablemente peor que el de cualquier otra enfermedad.

viernes, 30 de marzo de 2018

Quería morir el Viernes Santo.


Cuenta Stefan Zweig que como todo artista verdadero y riguroso, Händel no alababa sus propias obras. Pero amaba una, El Mesías. Amaba esa obra por gratitud, porque le había salvado de la propia sima, porque con ella él mismo se había redimido. Se representó en Londres año tras año, y siempre todos los ingresos, quinientas libras cada vez, se destinaron a la mejora de hospitales. Del que se había curado, a los necesitados. Del que había sido liberado, a aquellos que aún estaban en prisión. Y con esta obra, con la que se había remontado desde el Hades, quiso también
Interior de Covent Graden en 1804.
despedirse. El 6 de abril de 1759, ya muy enfermo, el maestro de setenta y cuatro años dejó que una vez más le llevaran hasta el podio del Covent Garden. Y allí estaba, aquel hombre inmenso, ciego, en medio de sus fieles, rodeado por los músicos y los cantantes. Sus ojos vacíos, apagados, no podían verlos, pero cuando con gran estrépito las ondas de la melodía rodaron hasta él, cuando el júbilo de certeza que emanaba de cientos de voces creció como un huracán, entonces su rostro cansado se iluminó y cobró vida. Balanceó los brazos, llevando el compás, y cantó con tal seriedad y tal fe como si fuera un sacerdote y se encontrara a la cabecera de su propio féretro, rogando con todos por su salvación y por la de los demás. Sólo una vez, cuando, obedeciendo la invocación "The trumpet shall sound", las trompetas se alzaron bruscamente, dio un respingo y, con los ojos fijos, miró hacia arriba, como si estuviera ya dispuesto para el Juicio Final. Sabía que su obra estaba bien hecha. Podía presentarse ante Dios con la cabeza erguida.

Viernes Santo.
Conmovidos, sus amigos llevaron al ciego a su casa. También ellos tenían la sensación de que se trataba de una despedida. En la cama aún movió suavemente los labios. Quería morir el Viernes Santo, murmuró. Los médicos se asombraron, no le entendían, pues no sabían que aquel Viernes Santo era 13 de abril, el día en el que aquella pesada mano le arrojara al suelo, el día también en el que El Mesías sonara por vez primera en el mundo. Y el día en el que todo en él había muerto, también había resucitado. En el día que había resucitado quería morir, para estar seguro de que resucitaría a la vida eterna. Y, en efecto, aquella voluntad única tuvo también poder sobre la muerte, como lo había tenido sobre la vida. El 13 de abril a Händel le fallaron las fuerzas.

jueves, 29 de marzo de 2018

En la duda sobre la existencia de Dios.


En la duda sobre la existencia de Dios, debemos tener presente que la ausencia de evidencia no es lo mismo que la evidencia de ausencia. Aunque puede que no veamos a Dios, hay muchas pruebas evidentes de que sí existe. No es preciso que lo veamos para creer en su realidad. Si hay un Dios, ¿por qué no se hace más visible? Ariel Roth dice que en el contexto de una lucha entre el bien y el mal, se aísla para proteger nuestra libertad de elección. En caso contrario, podría poner en peligro nuestra libertad y violar su justicia si dominase en exceso, manipulando así las decisiones. Si Dios tiene la necesidad de darnos la libertad de aceptarlo o rechazarlo, puede ser que se quite de en medio.

No debería echarse a Dios la culpa del mal moral, como la injusticia, cuando tenemos libertad de elección y nosotros mismos causamos el mal. No deberíamos condenar a Dios por nuestras elecciones indebidas, como tampoco echamos la culpa al arquitecto de una casa cuyos inquilinos le
Libre albedrío.
prenden fuego. Aquí es vital la cuestión del libre albedrío, igual que para la cuestión de la existencia de Dios mencionada más arriba. La auténtica libertad de elección requiere que se permita el mal moral, manifiesta Ariel Roth.

Un Dios creador podría realizar, de continuo, todo tipo de milagros para evitar el sufrimiento. Sin embargo, bien podría ocurrir que si Dios manipulase demasiado la naturaleza e introdujese demasiados milagros, no captaríamos las relaciones de causa y efecto. Las calamidades pueden servir para recordarnos que la racionalidad (es decir, la causa y el efecto) existe en el universo. Si el universo no estuviera básicamente ordenado, es dudoso que fuera posible un pensamiento lógico significativo.

Una de las principales aportaciones de la Edad Media fue la libertad de investigación en el mundo universitario.

Inocencio IV.
A ningún historiador sorprende que los hombres de la Iglesia situaran las universidades entre las mayores joyas de la civilización cristiana. El papa Inocencio IV (1243-1254) describía las universidades como “ríos de ciencia que riegan y fertilizan la tierra de la Iglesia universal”; y el papa Alejandro IV (1254-1261) las llamaba “lámparas que iluminan la casa de Dios”. El crecimiento y el éxito del sistema universitario no pueden separarse del apoyo papal. Gracias a la constante intervención del papado, escribe el historiador Henri Daniel-Rops, la educación superior pudo ampliar sus fronteras; la Iglesia fue ciertamente la matriz que produjo la universidad, el nido a partir del cual emprendió el vuelo. 

Es un hecho contrastado que una de las principales
Estudiantes en la Edad Media.
aportaciones de la Edad Media a la ciencia moderna fue la libertad de investigación en el mundo universitario, manifiesta Thomas Woods, donde los académicos podían debatir y discutir propuestas sobre los cimientos de la razón humana. 

En contra de la imagen groseramente inexacta de la Edad Media que hoy pasa como conocimiento adquirido, el esfuerzo de los intelectuales medievales resultó decisivo para la civilización occidental. Los eruditos de la Alta Edad Media, escribe David Lindberg, crearon una extensa tradición intelectual, en ausencia de la cual el progreso de la filosofía natural, esencialmente las ciencias naturales, habría sido inconcebible.
Universidad de Salamanca, una de las más antiguas de Europa.
El historiador Edward Grant dice: “¿Qué permitió a la civilización occidental desarrollar la ciencia y las ciencias sociales hasta extremos jamás alcanzados por ninguna otra civilización? La respuesta, estoy convencido, reside en un persuasivo y sólido espíritu investigador que surgió como consecuencia natural del énfasis en la razón desde la época de la Edad Media. La razón, con la salvedad de las verdades reveladas, se entronizó en las universidades medievales como árbitro definitivo en la mayoría de los debates y controversias intelectuales. Era natural entre los eruditos inmersos en el entorno universitario recurrir a la razón para adentrarse en materias no exploradas hasta la fecha, así como para discutir posibilidades que nunca antes se habían tomado en seno. La creación de las universidades, el compromiso con la razón y la argumentación racional y el espíritu de investigación que caracterizaban la vida intelectual en la Edad Media fueron un regalo del Medioevo latino al mundo moderno aun cuando nunca llegue a reconocerse”.


miércoles, 28 de marzo de 2018

Idea de progreso.

El más profundo y quizás único significado de progreso está construido a partir de la conjunción de dos creencias íntimamente ligadas, que “el tiempo está de nuestra parte” y que “somos nosotros quienes hacemos que las cosas sucedan”, dice Zygmunt Bauman. Ambas creencias viven y mueren juntas, y siguen vivas en tanto aquellos que ostentan el poder de hacer que las cosas sucedan las confirmen a diario con sus acciones. Como lo expresara el político francés Alain Peyrefitte, “el único recurso capaz de transformar un desierto en la tierra de Canaán es la
Alain Peyrefitte
confianza mutua de los miembros de una sociedad y la confianza de todos en el futuro compartido que les espera”. Todas esas otras cosas que nos gustaría decir o escuchar acerca de la esencia de la idea de progreso no son más que un comprensible pero engañoso y fútil esfuerzo por ontologizar ese sentimiento de confianza en uno y en los demás.

Si la confianza en uno mismo, la tranquilizadora sensación de tener control del presente, es el único sustento sobre el que se asienta la confianza en el progreso, no es raro que en nuestros tiempos esta última sea vacilante e inestable, observa Zygmunt Bauman.

La floración del cerezo.

Se las denomina “Hanami”, y son las fiestas tradicionales durante las cuales japoneses y turistas colman calles y parques para asistir a la floración del cerezo, símbolo del país del Sol Naciente, donde se lo conoce como “sakura”. Justamente en estos días, la Japan Weather Association anuncia el inicio de la estación de la floración, e informa, para cada ciudad y región, cuándo será su inicio.  

En la cultura japonesa, la floración de los cerezos ha sido un
evento importante ya desde el siglo IX, cuando la aristocracia de la época (Heian 794-1185) se reunía bajo los árboles para contemplar las flores apenas éstas brotaban. Para los japoneses, la fragilidad y la breve vida de los pétalos, que no supera las dos semanas, es fuente de intensa emoción. Se trata del “mono no aware” (“el pathos de las cosas”). Una emoción que combina el estupor ante una gran belleza y la melancolía por su caducidad, símbolo de la fragilidad de la vida misma. Nacido en el contexto de las “novelas” de la época monogatari, el “mono no aware” también aparece en la literatura moderna y en las obras del premio Nobel de Literatura nipón-británico, Kazuo Ishiguro.


Hace tiempo que el evento atrae olas de turistas, iniciándose a mediados de marzo en ciertas áreas aisladas, y concentrándose en el área del Kyushu y del Honshu entre la última semana de marzo y la primera de abril.  En primavera, millones de turistas van a visitar los jardines y tesoros de Kioto, en particular, los templos de  Kiyomizudera, Kodaiji y el castillo Nijo.


martes, 27 de marzo de 2018

El miedo y la culpa.

¿Qué hay detrás de la inmensa popularidad de series televisivas de suspense, como Bones o CSI o incluso la Semana del tiburón del Discovery Channel? La probabilidad de que a un humano se lo coma un tiburón es menor que la de que le caiga un coco de una palmera, pero al analizar cuántas películas y programas televisivos contienen ataques de tiburones, podría pensarse que no es así. Aunque pueda parecer contrario a la intuición, dice Martin Lindstrom, existe un factor biológico real en la atracción por el miedo. Esta sensación aumenta la adrenalina y crea la primitiva e instintiva respuesta de luchar o huir. Esto, a su vez, libera epinefrina, una hormona y neurotransmisor que genera, como confirmarán muchos yonquis de la adrenalina, una sensación plenamente satisfactoria. Allan Kalueff,
Allan Kalueff
neurocientífico de la Universidad de Tampere (Finlandia), manifiesta que existe cierto solapamiento entre las zonas del cerebro implicadas en el procesamiento del miedo y el placer. Kerry Ressler, neurocientífico del Centro de Investigación Nacional Yerkes, añade que la amígdala, nuestro centro del miedo en el cerebro, se activa con el miedo como lo haría en el mundo real, pero dado que el córtex sabe que no estamos en peligro, este efecto es gratificante en lugar de aterrador.

El anuncio “Quiero más tiempo”, disponible en YouTube, está considerado el anuncio más triste de la historia, pero creo que una descripción más adecuada sería el anuncio con más manipulación emocional de la historia, dice Lindstrom. Un hombre de mediana edad que conduce un coche por una autopista habla en off de su hijo adolescente: “Quiero tiempo para entenderlo”, se oye, mientras se ven escenas retrospectivas del padre regañando al joven. “Quiero escuchar sus canciones, sigue la voz en off del padre, y decirle que lo siento y quiero tiempo para hacer lo que nunca he hecho: cuidarle más. Quererle más”. En ese preciso instante, un autobús que parece muy real embiste frontalmente su coche. El padre muere. Aparecen las
Thai Life Insurance
palabras “Thai Life Insurance”. El motivo por el que este tipo de anuncios funciona tan bien es porque afecta a dos sentimientos fundamentales, el miedo y su prima hermana, la culpa. “Para mí, dice Lindstrom, la culpa es como un virus mundial. Y nadie propaga mejor ese virus que los vendedores y los anunciantes”. Como explica un artículo publicado en 2006 en el Journal of Consumer Research, el miedo combinado con un alto grado de culpa, remordimiento, arrepentimiento o incluso un reto, suele transformar las emociones en acciones. Por instinto, esto cobra sentido; después de todo, ¿no es la combinación de miedo y culpa lo que nos lleva a optar por el chicle de nicotina en lugar de los cigarrillos? En pocas palabras, el miedo y la culpa son el golpe de efecto de los vendedores.

Recuperar los valores olvidados.

Václav Havel
En La speranza per l’Europa, Havel escribe que “el deber de Europa no es ni será dominar el mundo, difundir su idea del bienestar y del bien, o imponer su propia cultura, ni siquiera impartirla. El único deber sensato para la Europa del próximo siglo es ser ella misma y de la mejor manera posible, es decir, recuperar sus mejores tradiciones”.
"Sólo puede salvarnos del naufragio la recuperación de los valores olvidados. Éste debería ser el deber del “hombre europeo”, dice el filósofo italiano Giovanni Reale.


lunes, 26 de marzo de 2018

El mito del mejor de los mundos posibles ha resultado ser eso, un mito.

La ciencia y la técnica sin Dios transforman la Tierra en un espantoso caos y, al mismo tiempo, en una espantosa cárcel, cuya salida no se ve, escribe el filósofo Giovanni Reale. 

Dice el filósofo y sociólogo de origen sefardí Edgar Morin, que la voluntad de instaurar la salvación de la Tierra no sólo no ha salvado la Tierra, sino que ha instalado en ella un infierno. El mito de la salvación terrenal siempre ha resultado ser un engaño. Deseábamos ciertamente un mundo mejor, pero hemos obtenido el peor. El mito del mejor de los mundos posibles ha resultado ser eso, un mito, y la razón que lo perseguía ha acabado extremándose en su ansia de dominio, convirtiéndose en disparatada, destructiva y no constructiva.

Miguel Angel de la realización de los frescos de la Capilla Sixtina salió destrozado.

Julio II ordenando a Bramante, Miguel Ángel y Rafael la construcción de San Pedro del Vaticano.Museo del Louvre
En 1508, el papa Julio II encargó a Miguel Ángel la decoración de la Capilla Sixtina. El resultado fue una creación monumental que rompió los moldes del arte renacentista. Miguel Ángel realizó los frescos de la Capilla Sixtina entre 1508 y 1512.

La mayor dificultad era el fresco. Una técnica que no permite errores o vueltas atrás, y exige tiempos muy breves. Una vez preparados los cartones de los dibujos hay que dividir el conjunto en partes que puedan ser completadas en un día, pues, pasado este tiempo, el enlucido se seca y ya no absorbe el color. La sección de pared elegida se prepara primero con el encalado y luego con el enlucido, una mezcla de puzolana, cal y agua. Una vez trasladado el dibujo sobre el enlucido todavía fresco, se extiende inmediatamente el color.

De aquel trabajo Miguel Ángel salió destrozado. De estar meses y meses con la cabeza derribada hacia atrás para pintar la bóveda de la Sixtina, “se había estropeado la vista de tal modo que aún mucho tiempo después no podía leer una carta o mirar un objeto sino poniéndoselos encima de la cabeza para poder verlos bien”. Él mismo chanceaba sobre sus calamidades: “Paperas me han salido del trajín, como del agua a los gatos de Lombardía. Mi vientre avanza bajo la barbilla; la barba se alza al cielo, la testa se me apoya en la espalda; el pecho, como el de una arpía; el pincel, de gotearme sobre la cara, me ha pintado un espléndido mosaico de mil colores. Los lomos se me han hundido y del trasero hago contrapeso. Camino al azar sin poder verme los pies. La piel se me alarga por delante y se encoge, arrugada, por detrás; estoy tirante como un arco sirio. Mi inteligencia está tan rara como mi cuerpo, porque no se juega bien con una caña torcida”.

domingo, 25 de marzo de 2018

#MeToo 

Mary Cuff
La profesora Mary Cuff, filóloga y profesora de literatura inglesa en la Universidad Católica de América, plantea en un artículo publicado en Crisis Magazine algunas interesantes objeciones al planteamiento de fondo de #MeToo, que deja intactos los errores morales que conducen al acoso sexual y a su encubrimiento:

“Hace unos años, unas fotos de la actriz
Jennifer Lawrence 
Jennifer Lawrence desnuda, que ella se había hecho para su novio, fueron pirateadas y publicadas en los medios de comunicación. Naturalmente, ella se sintió destrozada e intentó retirarlas. Sin embargo, al cabo de un mes, posó desnuda para una serie de portadas con el fin de "educar a la gente sobre la importancia del consentimiento". La razón por la que fue injusto que el primer grupo de fotos acabara en la red fue porque ella no había dado su consentimiento. Pero no había problema en publicar el segundo grupo porque ella había dado su permiso.

Posar desnuda en la portada de una revista, ¿es más virtuoso cuando se hace con conocimiento y consentimiento? La acción es equivocada porque es perjudicial para uno mismo y para los demás. Daña la relación con los seres queridos. Ningún hombre es suficientemente abierto de mente para apoyar este comportamiento de su mujer como "su decisión" (aunque haya quienes digan que sí lo hacen). Y, desde luego, degrada la moralidad de la sociedad, dando mal ejemplo a las chicas adolescentes y siendo una mala tentación para los chicos adolescentes.

La moralidad basada en el consentimiento es inherentemente ambigua y poco fiable. Mientras algunos hombres asumen que "no" puede significar "quizás", algunas mujeres, arrepentidas por los encuentros sexuales consentidos que dejan una mala impresión de ellas, acaban cambiando su "sí" por un "no" después del hecho. Este es el caso, por ejemplo, de Monica Lewinsky, que últimamente
Bill Clinton.
ha sugerido que en su affaire consensuado con el entonces presidente Bill Clinton la estructura de poder estaba desequilibrada, por lo que su "sí" fue forzado. Darse cuenta de esto le ha costado veinte años de su vida. Entonces, ¿son totalmente equilibradas todas las relaciones sexuales? Según el estándar de Lewinsky, toda relación sexual puede llamarse “violación".

Si el movimiento #MeToo quiere llevar a cabo un cambio efectivo, tiene que abrazar el sistema moral en el que la bondad y la maldad objetivas hacen que las acciones sean buenas o malas, no las palabras "sí" y "no". La naturaleza humana es frágil y todos tenemos libre albedrío, por lo que nunca tendremos un sistema infalible que evite el mal comportamiento.


Pero un sistema moral basado en el bien y el mal, y no en el consentimiento, dará como resultado una sociedad en la que muchos hombres, cuando se encuentren solos con una mujer con la que no están casados en una sala o en un ascensor, no le harán insinuaciones sexuales, deseadas o indeseadas, porque sabrán que la acción es, en sí misma, equivocada. En este tipo de sistema moral, lo que una persona debería o no debería hacer es mucho más fácil de comprender porque hay una explicación objetiva y lógica por la que una acción es buena o mala, por lo que racionalizaciones del momento sobre el mal comportamiento son difíciles de justificar. Un sistema moral basado en el consentimiento elimina toda la lógica en favor de una preferencia individual puramente subjetiva, lo que resulta en un caos social”.

En el ajuste perfecto del universo está la impronta de un diseño sumamente inteligente.


Hay muchos hechos que apuntan a un tipo de universo que es sencillamente el adecuado, el único que permite la existencia de la vida, al menos en la Tierra. Pocos niegan la naturaleza sumamente inusual de estos parámetros físicos, que son difíciles de explicar como simple resultado del azar. Uno de los delicados equilibrios que la ciencia ha observado es la relación precisa que existe entre la gravedad y el electromagnetismo. El físico Paul Davies comenta que los
Paul Davies
cálculos demuestran que los cambios en la intensidad de cualquiera de las dos fuerzas de solo una parte entre 1040 significaría una catástrofe para estrellas como el Sol. En tales condiciones, no tendríamos ahí a nuestro benéfico sol para calentarnos. Una parte entre 1040 es un valor tan diminuto que resulta difícil imaginarlo.

El astrónomo británico Fred Hoyle, que rechaza el cristianismo y la idea de Dios, afirma que una interpretación obvia de los hechos sugiere que un superintelecto ha trasteado con la física, al igual que con la química y la biología, y que en la naturaleza no hay fuerzas ciegas dignas de mención.
Planeta Tierra.
El físico  Freeman Dyson comenta que cuando estudiamos el universo e identificamos los muchos accidentes de la física y la astronomía que han cooperado para nuestro beneficio, casi parece como si el universo hubiese sabido de alguna forma que después veníamos nosotros. El universo parece estar configurado precisamente para albergar la vida.

El científico suizo Ariel Roth manifiesta que muchos investigadores ven en las evidencias de un ajuste perfecto del universo la impronta de un diseño sumamente inteligente.

sábado, 24 de marzo de 2018

Bolsa de Hollywood.


Según el New Scientist *, una de las nuevas técnicas más extendidas para predecir el éxito de taquilla de una película es mediante lo que llaman mercados artificiales. En la denominada “bolsa de Hollywood”, los cinéfilos compran y venden acciones virtuales de actores famosos, películas recién estrenadas y próximos estrenos. Este mercado ficticio, que funciona con una moneda virtual llamada Hollywood Dollars, utiliza esas predicciones para crear un índice de cotización que expresa la popularidad o posible popularidad de cada película (es evidente, la gente sólo compra acciones virtuales de lo que espera que sea un éxito). Bernardo Huberman, de HP Laboratories, de Palo Alto, afirma: “En la actualidad es el patrón oro del sector para predecir los ingresos de posibles éxitos de taquilla”. Es asombroso, pero el método es tan preciso que ahora se emplea para predecir los resultados electorales en Estados Unidos.
 * Mark Buchanan, «Social Networks: The Great Tipping Point Test», New Scientist, 26 de julio de 2010

Laicismo y anticlericalismo en el siglo XIX.

El historiador Jordi Albertí cuenta que la revuelta federalista catalana de 1869 y las insurrecciones cantonalistas de Murcia, Valencia y Andalucía en 1873 y 1874 representaron la vinculación de los partidarios del federalismo intransigente con el republicanismo en expansión. La convergencia de las dos corrientes del pensamiento político consolidaron el predominio del laicismo no sólo en los ambientes obreristas sino también en los culturales e intelectuales, dando lugar a la proliferación de amplias campañas anticlericales en la prensa y en el teatro.

Por otro lado en Cataluña los obispos Josep Morgades y
Josep Torras i Bages, titulares de las sedes de Barcelona y Vic, favorecieron el compromiso de la Iglesia en Cataluña con la Renaixença con la voluntad de facilitar la superación de las heridas derivadas de la guerra carlista. La publicación, en 1892, de La tradición catalana del obispo Torras i Bages dio lugar a la conversión de muchos carlistas, entre ellos numerosos clérigos, a la causa regionalista, y marcó los límites doctrinales del catalanismo confesional y conservador y en clara oposición a la corriente laica y republicana del catalanismo radical.

El carlismo fue un movimiento importante para el País Vasco y Navarra durante el siglo XIX.
En la segunda mitad del siglo XIX en el Pais Vasco se desarrolló una doctrina nacionalista íntimamente relacionada con la defensa de la religión como factor aglutinante y determinante de la personalidad colectiva que dará lugar a la fundación, en 1895, del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

La sociedad española durante el último tercio del siglo XIX, dice Albertí, implantó un sistema bipartidista que derivó en una alternancia en el poder a partir de pactos ajenos a los procesos electorales. El sistema favoreció al caciquismo y marginó a los partidos carlistas, republicanos y socialistas. En este ambiente políticamente corrupto el anarquismo encontró un hábitat ideal para su propagación y en él se fraguaron las peores tempestades para la sociedad española en general y, de una forma particular, para la Iglesia.

viernes, 23 de marzo de 2018

La violencia psicológica casi siempre es la antesala de la física.

Cabe preguntarse por qué un ser humano se torna agresivo y por qué utiliza la violencia para lograr sus fines. Podemos detectar en este tipo de personas episodios vividos a lo largo de su vida que no están suficiente ni adecuadamente resueltos, que quizá se remonten a los primeros años de su existencia. Violencia física y maltrato psicológico son habituales en la historia personal de estos individuos, que han crecido y se han desarrollado en un medio donde la agresión era considerada como la manera habitual de comunicarse entre los distintos integrantes de la familia. Tampoco es ajena a estas personas la violencia física de la cual fueron protagonistas pasivos, y cuyas razones nunca llegaron a comprender; no entendían por qué se producía y por qué ellos eran las víctimas elegidas para descargar toda la ira y el resentimiento de los individuos que formaban parte de su intimidad en su infancia, dice el médico y escritor Walter Dresel.

Las estadísticas nos indican que el índice de violencia doméstica y de maltrato físico y psicológico va en aumento, y esto sucede en el llamado Primer Mundo y también en los países en vías de desarrollo. Un análisis primario de la situación permite pensar que la condición socioeconómica no es la única razón que desequilibra a un ser humano y lo torna manipulador y violento.

La violencia psicológica casi siempre es la antesala de la física, afirma Dresel. Suele suceder que cuando las amenazas bajo todas sus formas, sumadas a la destrucción de la autoestima de la víctima y otros procedimientos que utiliza el manipulador, no dan el resultado esperado, la violencia psicológica se convierte rápidamente en una agresión activa. No importa demasiado si la violencia es física o psicológica. Ambas, por distintos caminos, terminan destruyendo a la víctima, reduciéndola a la mínima expresión.

Exigir respeto y otorgarlo son dos condiciones inseparables sobre las cuales se asienta una buena comunicación entre los seres humanos.

La Reina Victoria nunca habló ingles perfectamente.

Reina Victoria
En los canales televisivos de pago se pueden ver varias series sobre la Reina Victoria, monarca británica desde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV, el 20 de junio de 1837, hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1901. Lo que no conoce mucha gente es que la lengua materna de la Reina Victoria no fue el inglés. Su madre, hija de un duque germano, hablaba alemán en casa, y Victoria, aunque reinó sobre Inglaterra 64 años, nunca pudo hablar inglés perfectamente.

Estaba tan enamorada de su esposo y primo, el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, que durante los 40 años siguientes a la muerte de su Príncipe Consorte, la Reina Victoria ordenó que la ropa de noche de éste fuese puesta todos los días sobre su cama, en sus habitaciones del Castillo de Windsor. El Principe Alberto fue para la Reina Victoria un marido perfecto. Como asesor de la reina, el Principe Alberto se encargó de promover que Gran Bretaña se convirtiese en el menor tiempo posible en una nación poderosa e industrializada, es por ello que muchos historiadores consideran a Alberto como el promotor del crecimiento industrial de la nación y de la llamada Revolución Industrial. 

jueves, 22 de marzo de 2018

El hombre necesita vivir en sociedad.

León XIII en la encíclica Immortale Dei escribe que la Providencia divina ordenó la naturaleza del hombre de tal modo que este naciera inclinado a asociarse y unirse a otros, en la sociedad doméstica y en la sociedad civil, que le proporciona lo necesario para la vida. 

El Concilio Vaticano II (Const. Gaudium et spes) recuerda que “el hombre, por su íntima naturaleza, es un ser social, y no puede vivir ni desarrollar sus cualidades sin relacionarse con los demás”. “La sociedad es un medio natural que el hombre puede y debe usar para obtener su fin”. El Papa Pio XI en la encíclica Divini Redemptoris afirma que vivir en sociedad nos facilita los medios materiales y espirituales necesarios para desarrollar la vida humana.





Insuficiente tutela del derecho a la libertad religiosa.

En los sistemas jurídicos de los países democráticos surgen problemas por la insuficiente tutela del derecho a la libertad religiosa. Ocurre sobre todo cuando los términos neutralidad o laicidad del Estado se interpretan o aplican de manera incorrecta. Por ejemplo, cuando la libertad religiosa se concibe como una concesión del Estado al ciudadano, y no como una exigencia de la dignidad de la persona humana que precede a todo derecho positivo. O cuando el concepto de laicidad se entiende y lleva a la práctica como laicismo; es decir, como actitud negativa, de desprecio agnóstico de las creencias religiosas, a las que se considera fenómenos anticientíficos, fruto del escaso progreso social y del subdesarrollo cultural. En esta perspectiva,  escribe el Cardenal Herranz, neutralidad o laicidad del Estado no equivaldrían a Estado aconfesional, lo que sería correcto, sino a Estado anticonfesional, una postura que, como mínimo, resulta poco respetuosa de la dignidad personal de los creyentes y del derecho a la libertad religiosa.

miércoles, 21 de marzo de 2018

La palabra progreso es para muchos la desaparición del puesto de trabajo sustituido por ordenadores y por robots.


Para muchos la palabra progreso es la perspectiva de la pronta e inevitable desaparición de un mayor número de puestos de trabajo, sustituidos por ordenadores y por robots controlados por ordenadores, así como de una exacerbación de la batalla por la supervivencia que habrá que librar. Los millennials (los jóvenes que se están estrenando actualmente en el mercado laboral) son la primera generación de la posguerra que expresa un temor a retroceder en estatus social con respecto al alcanzado por sus padres; la mayoría de los millennials prevé un futuro que, lejos de allanar el camino con mejoras sucesivas de su
situación como las que caracterizaron la historia de vida de sus padres, no hará más que empeorar sus condiciones vitales. En conjunto, dice Zigmunt Bauman, la imagen de un progreso imparable presagia para ellos una amenaza de pérdida, más que un augurio de nuevos logros y de subida de posiciones en el mundo; hoy se la relaciona más con la degradación social que con el avance y los ascensos.

David Brooks
Los estadounidenses, ciudadanos del país más rico y poderoso del planeta, son personas que, por decirlo con las palabras David Brooks, están acuciadas por problemas complejos e inextricables que no se pueden atribuir a un villano definido. El cambio tecnológico desplaza a los trabajadores, la globalización y el rápido movimiento de personas desestabilizan las comunidades locales, la estructura familiar se disuelve, la desigualdad aumenta, el orden global se deshace, etcétera.