jueves, 8 de marzo de 2018

Existe un sano feminismo y otro manipulado con la ideología de género.

Don José Ignacio Munilla.
Don José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián en el programa Sexto Continente de Radio María ha reivindicado la monogamia y la fidelidad como dos de las aportaciones del cristianismo a la “dignidad de la mujer”, y ha criticado al “feminismo radical” por defender “causas falsas” que tiene como “víctima a la propia mujer” porque la reducen a “un instrumento de placer” al desligar la sexualidad de la procreación. También señala que el aborto ha provocado un “genocidio femenino” al convertirse en un “instrumento selectivo” utilizado en algunos países para que no nazcan niñas.

El obispo de San Sebastián distingue entre un “sano feminismo” con “otro manipulado con la ideología de género” que califica como “radical” y al que atribuye la defensa del aborto “libre y gratuito” o del “lesbianismo y bisexualismo“. Monseñor Munilla reivindica el “sano feminismo” que “no niega las diferencias fisiológicas y genéticas del ser humano y reconoce que la naturaleza ha hecho diferente al varón y a la mujer”, con “un sentido binario de la sexualidad” que les hace complementarios.

El feminismo surge porque hay “un problema de fondo” ya
abuso hacia la mujer
que “el abuso hacia la mujer existe desde una concepción machista“, e incluso señala que el libro Génesis revela esa “dominación del hombre sobre la mujer”, pero defiende que el cristianismo ha luchado contra ese “sometimiento” por contra “de lo que dice el feminismo radical”. En ese sentido, ejemplifica “el gran servicio a la dignidad de la mujer” que ha prestado “la causa cristiana” con la predicación de la monogamia, “verdadera consecución del cristianismo”, apunta, ya que detrás de la poligamia “había una utilización indigna” de la mujer que la reducía a un “objeto”. También señala la fidelidad y el rechazo al divorcio como una forma de equiparar “en derechos y deberes” al hombre y la mujer.


“Lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad, la capacidad que tiene para ser custodia del don de la vida y transmisora de la esperanza en el futuro”, explica el obispo Munilla, que considera la reivindicación de la anticoncepción y el aborto como las causas de una sexualidad que “ha acabado haciendo de la mujer un instrumento de placer”.

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