miércoles, 7 de marzo de 2018

La neoliberalización fue desde su mismo comienzo un proyecto para lograr la restauración del poder de clase.

Para David Harvey prácticamente todos los Estados, desde los recientemente creados tras el derrumbe de la Unión Soviética, hasta la socialdemocracia y los Estados de bienestar tradicionales, como Nueva Zelanda y Suecia, han abrazado en ocasiones de manera voluntaria y en otras obedeciendo a poderosas presiones, alguna versión de la teoría neoliberal y, al menos, han ajustado algunas de sus políticas y de sus practicas a tales premisas. El neoliberalismo se ha tornado hegemónico como forma de discurso. Posee penetrantes efectos en los modos de pensamiento, hasta el punto de que ha llegado a incorporarse a la forma natural en que muchos de nosotros interpretamos, vivimos y entendemos el mundo.

Los fundadores del pensamiento neoliberal tomaron el ideal político de la dignidad y de la libertad individual como pilar fundamental y que consideraron los valores centrales de la civilización.

Gérard Duménil y Dominique Lévy están convencidos que la neoliberalización fue desde su mismo comienzo un proyecto para lograr la restauración del poder de clase. Tras la implementación de las políticas neoliberales a finales de la década de 1970, en Estados Unidos, el porcentaje de la renta nacional en manos del 1% más rico de la sociedad ascendió hasta alcanzar, a finales del siglo pasado, el 15% (muy cerca del porcentaje registrado en el periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial). El 0,1% de los perceptores de las rentas más altas de Estados Unidos vio crecer su participación en la renta nacional del 2% en 1978 a cerca del 6% en 1999, mientras que la proporción entre la retribución media de los trabajadores y los sueldos percibidos por los altos directivos, pasó de mantener una proporción aproximada de 30 a 1 en 1970, a alcanzar una proporción de 500 a 1 en 2000.

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