miércoles, 21 de marzo de 2018

La palabra progreso es para muchos la desaparición del puesto de trabajo sustituido por ordenadores y por robots.


Para muchos la palabra progreso es la perspectiva de la pronta e inevitable desaparición de un mayor número de puestos de trabajo, sustituidos por ordenadores y por robots controlados por ordenadores, así como de una exacerbación de la batalla por la supervivencia que habrá que librar. Los millennials (los jóvenes que se están estrenando actualmente en el mercado laboral) son la primera generación de la posguerra que expresa un temor a retroceder en estatus social con respecto al alcanzado por sus padres; la mayoría de los millennials prevé un futuro que, lejos de allanar el camino con mejoras sucesivas de su
situación como las que caracterizaron la historia de vida de sus padres, no hará más que empeorar sus condiciones vitales. En conjunto, dice Zigmunt Bauman, la imagen de un progreso imparable presagia para ellos una amenaza de pérdida, más que un augurio de nuevos logros y de subida de posiciones en el mundo; hoy se la relaciona más con la degradación social que con el avance y los ascensos.

David Brooks
Los estadounidenses, ciudadanos del país más rico y poderoso del planeta, son personas que, por decirlo con las palabras David Brooks, están acuciadas por problemas complejos e inextricables que no se pueden atribuir a un villano definido. El cambio tecnológico desplaza a los trabajadores, la globalización y el rápido movimiento de personas desestabilizan las comunidades locales, la estructura familiar se disuelve, la desigualdad aumenta, el orden global se deshace, etcétera.

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