lunes, 31 de julio de 2017

Libertad.

John Locke
Desde las grandes revoluciones francesa y americana, en la segunda mitad del siglo XVIII, la libertad ha ocupado un lugar preeminente como principio definidor del liberalismo. Según John Locke, un teórico político cuya obra inspiró a los Padres Fundadores de Estados Unidos, garantizar la libertad es la justificación última de la constitución legal de un Estado: “El fin de la ley no es abolir o constreñir sino preservar y aumentar la libertad”. La libertad de tener las opiniones políticas y religiosas que uno quiera, de expresar tales opiniones sin temor ni trabas, de decidir por uno mismo dónde y de qué manera vivir la propia vida, tales son los premios de la libertad. Según la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776, la libertad, además de la vida y la búsqueda de la felicidad, es uno de los derechos naturales e inalienables de los que están
dotados todos los seres humanos por igual. Es un derecho que no debe ser limitado, salvo por las más poderosas razones, pero que tampoco puede ser ilimitado o absoluto. Como el filósofo e historiador social inglés R. H. Tawney dijo “la libertad para el lucio es la muerte para los pececillos”. La libertad sin trabas, o licencia para cualquier cosa, inevitablemente infringe la libertad de los demás.
Terror de Robespierre
La puesta en práctica y la defensa de la libertad raramente se desarrollan sin problemas. Estados Unidos, que se autoproclama portador de la antorcha de la libertad, se vio mancillado por la esclavitud legalizada, prolongada durante casi un siglo después de haber ganado su independencia, y cuya práctica informal continuó en el siglo XX. En Francia, otro gran bastión de la libertad, la “serena y bendita libertad” que proclamaba un periódico parisino tras la caída de la Bastilla en 1789 se había transformado, en el lapso de cuatro años, en el reinado del Terror de Robespierre, en el que toda la oposición política fue aplastada y se guillotinó a unos 17.000 sospechosos de contrarrevolucionarios.

La guerra fría resultó tener que ver más con la mantequilla que con los cañones.


Si la guerra fría se hubiera calentado en algún momento, es muy probable que la hubiese ganado la Unión Soviética. Con un sistema político mucho más capaz de absorber fuertes bajas de guerra (la tasa de mortalidad de la Segunda Guerra Mundial, expresada como porcentaje de la población de antes de la guerra, había sido allí cincuenta veces superior a la de Estados Unidos), la Unión Soviética también tenía un sistema económico idealmente adaptado para la producción masiva de armamento sofisticado, cuenta el profesor Ferguson. De hecho, en 1974 los soviéticos tenían un arsenal de bombarderos estratégicos y misiles balísticos considerablemente mayor. Desde el punto de vista científico, iban solo un poco por detrás de Estados Unidos.  Asimismo,
estaban provistos de una ideología que resultaba mucho más atractiva que la alternativa norteamericana en las sociedades poscoloniales de todo lo que pasaría a conocerse como el Tercer Mundo, donde a los campesinos pobres les esperaba una vida de servidumbre bajo la bota de unas élites corruptas que poseían toda la tierra y controlaban las fuerzas armadas. 

Allí donde había una lucha de clases significativa, el comunismo podía prevalecer. No obstante, al final la guerra fría resultó tener que ver más con la mantequilla que con los cañones, con los juegos de pelota que con las bombas. Las sociedades que vivían en un perpetuo temor al apocalipsis tenían, sin embargo, que seguir con su vida civil, dado que hasta los grandes ejércitos de las décadas de 1950 y 1960 eran mucho más pequeños que los de la década de 1940. De un máximo del 8,6 por ciento de la población en 1945, las fuerzas armadas de Estados Unidos pasaron a menos
del 1 por ciento en 1948, y desde entonces nunca superaron el 2,2 por ciento, ni siquiera en el apogeo de las intervenciones norteamericanas en Corea y Vietnam. La Unión Soviética se mantuvo más militarizada, pero, aun así, la parte militar de la población disminuyó después de su máximo posbélico del 7,4 por ciento en 1945, y permaneció constantemente por debajo del 2 por ciento a partir de 1957. El problema de la Unión Soviética era muy simple, Estados Unidos ofrecía una versión mucho más atractiva de la vida civil que los soviéticos. Y ello no solo se debía a una ventaja intrínseca en términos de dotación de recursos; se debía también a que la planificación económica centralizada, aunque indispensable para el éxito en la carrera armamentística nuclear, resultaba del todo inadecuada para satisfacer las demandas de consumo. Puede que el planificador sea el más capacitado para inventar y entregar el arma definitiva a

un solo cliente, el Estado; pero nunca puede esperar satisfacer los deseos de millones de consumidores individuales, cuyos gustos se hallan, en cualquier caso, en constante cambio. Esta era una de las muchas ideas expuestas por el eterno rival de Keynes, el economista austríaco Friedrich von Hayek, en cuyo Camino de servidumbre (1945) había advertido a Europa occidental de que debía resistirse a la quimera de la planificación en tiempos de paz. Fue, dice Ferguson, en la satisfacción (y la creación) de demandas de consumo donde el modelo mercantil estadounidense, revitalizado durante la guerra por el mayor estímulo fiscal y monetario de todos los tiempos, y resguardado por la geografía de las depredaciones de la guerra total, se reveló invencible.


domingo, 30 de julio de 2017

Son muchos los jóvenes que entran en los seminarios en Indonesia.

Seminaristas. Indonesia
Mientras los países europeos sufren una falta de sacerdotes, Indonesia, el Estado musulmán más poblado del mundo, está viviendo una temporada de vocaciones religiosas cristianas. Son muchos los jóvenes que entran en los seminarios. 

El número de las vocaciones es muy alto en los seminarios diocesanos. Más de 230 seminaristas asisten al Seminario de San Petrus Canisius de Mertoyudan, en Magelang, Java Central, el seminario más antiguo de Indonesia, con 104 años de existencia a sus espaldas.

Peregrinos en el Camino de Santiago.

Los peregrinos se constituyeron como un orden recogido en el Derecho Canónico; por ello gozaban de ciertos privilegios al tiempo que estaban sometidos a sus correspondientes obligaciones, entre las que se hallaba hacer testamento antes de ponerse en viaje e ir provisto de un salvoconducto. Estaba reglamentada su indumentaria así como los emblemas que portaban, capa y esclavina para el frío y la lluvia, sombrero de anchas alas para el sol, botas hasta la rodilla, zurrón o morral para las provisiones, faltriquera y bordón de apoyo en cuyo extremo superior colgaba una calabaza que contenía el agua; cosidas iban las conchas o veneras que les identificaban. Tenían obligación de llevar
una vida ascética durante el tiempo que durara la peregrinación, lo cual no dejaba de ser una penitencia que se imponían muchos pecadores. Cuenta Carlos Taranilla que acuden a Santiago caballeros, prelados, campesinos, que peregrinan cumpliendo una promesa o a causa de una penitencia o faltas graves. Peregrinaban en grupo por miedo a los peligros del camino y unos lo hacían a pie mientras los más pudientes iban a caballo. Eran despedidos en sus puntos de partida por el pueblo y el cabildo cantando himnos en un acto religioso en el que se les imponían, bendecidas, sus prendas y atributos característicos. Cuando llegaban a su meta, en Santiago de Compostela, velaban la noche en la catedral y al día siguiente confesaban, comulgaban y presentaban sus ofrendas a cambio de la bendición y de un libelo (certificado), para finalizar su camino subiendo hasta la imagen del apóstol, abrazarle y colocar su sombrero sobre la cabeza del mismo.

Siempre que la festividad del apóstol Santiago (25 de julio) coincide en domingo es Año Santo Compostelano, cuyo privilegio se remonta a los tiempos del papa Calixto II (s. XII), gran devoto de Santiago. Por el Camino circularon ideas, costumbres, estilos artísticos, leyendas, poesía, música, es una vía de oración y penitencia, pero también de ocio y contacto social.

se construyeron calzadas para facilitarles el trayecto y puentes para que vadearan los ríos.
Todas las facilidades posibles se dispusieron para ayudar a los peregrinos en su largo itinerario, cuenta Taranilla, y se les protegía por la Paz del Camino y se redactaron leyes ad hoc. Podían atravesar distintos países sin pagar ningún tipo de impuesto o peaje. Se castigaba duramente a quienes intentaran engañarles en pesas y medidas. Además, se levantaron edificios para atenderles durante el trayecto, como albergues y hospitales, y se les daban provisiones para el Camino. A la vez, se construyeron calzadas para facilitarles el trayecto y puentes para que vadearan los ríos. Con toda esta infraestructura las peregrinaciones cobraron un importante auge durante la Edad Media y podemos decir que el fenómeno se sigue manteniendo en nuestros días.



sábado, 29 de julio de 2017

A donde lleva la divinización de la raza.

La historia enseña el espanto al que se llega con los nacionalismo.Un tipo de nacionalismo es el racismo. Richard J. Evans en su libro “La llegada del Tercer Reich” cuenta como la política internacional fue un campo de batalla entre diferentes razas por la supremacía o la supervivencia, y se había convertido en algo habitual entre la élite política de Alemania en la época de la Primera Guerra Mundial. Individuos como el ministro de la Guerra Erich von Falkenhayn, el ministro de Marina Elfred von Tirpitz, el asesor del canciller del Reich Bethmann-Hollweg, Kurt Riezler, y el jefe del gabinete de la Marina imperial Georg Alexander von Müller, consideraban la guerra un medio de preservar o afirmar la raza alemana frente a los latinos y los eslavos. 

La guerra, como afirmaba en una frase célebre el general
Friedrich von Bernhardi
Friedrich von Bernhardi en un libro publicado en 1912, era una necesidad biológica: “Sin guerra, las razas inferiores y decadentes asfixiarían fácilmente a los elementos sanos incipientes en su desarrollo, y esto provocaría una decadencia universal”.

La política exterior no debía desarrollarse ya entre Estados, sino entre razas. Se iniciaba así la disminución de la importancia del Estado que habría de tener un papel tan decisivo en la política exterior nazi.

Alexander Tille
Esta divinización de la raza llevo al darwinista Alexander Tille a abogar abiertamente por la eliminación de los física y mentalmente incapaces, considerando, como Ploetz y Schallmayer, que no debían tratarse las enfermedades de los niños para que pudiera eliminarse a los débiles de la cadena de la herencia. En vísperas de la Primera Guerra Mundial sus ideas se habían propagado de una forma u otra a sectores como la medicina, los servicios sociales, la criminología y el derecho. 

Los socialmente anormales, como prostitutas, alcohólicos,
 Alfred Grotjahn 
rateros, vagos y demás, pasaron a considerarse cada vez más hereditariamente contaminados, y las peticiones de esterilización forzosa por parte de los especialistas habían llegado a ser 
demasiado ruidosas para que se las pudiera ignorar. La influencia de esas ideas en el medio de los profesionales de los servicios sociales era tal que hasta los socialdemócratas pudieron llegar a tomarse en serio la propuesta de Alfred Grotjahn de vincular las mejoras en la vivienda y el auxilio social con la esterilización forzosa de los locos, los "vagos" y los alcohólicos.


Quien ve a un chimpancé como un ser humano, está muy cerca de ver a los seres humanos como chimpancés.

Gustavo Bueno
El filosofo español Gustavo Bueno (1924- 2016) escribió que quienes en nombre del filantropismo llegan a identificar a los hombres más cultivados de nuestro presente con nuestros “primos” los chimpancés, se verían obligados a identificar recíprocamente a los indígenas primitivos con los simios o primates presapiens, transformando
su humanismo compasivo ante los salvajes humanos con una suerte de animalismo compasivo. En efecto, y en general, quien ve a un chimpancé como un ser humano, está muy cerca de ver a los seres humanos como chimpancés.

viernes, 28 de julio de 2017

Historia del hombre que se hundía en el mar,


Cuenta con ironía el dramaturgo y poeta alemán Friedrich Hebbel la historia de aquel hombre que, estando hundiéndose en el mar, recibió la ayuda de un desconocido que le tiró una tabla a la que pudo agarrarse y salvar así su vida. Y añade que el salido de las aguas se dirigió a su salvador y le preguntó cuánto costaba la madera de la tabla, porque quería pagársela y, así, agradecérsela. ¡Como si su salvador le hubiera regalado una madera y no la vida!

Negrín insistió que el oro fuese a Moscú sin exigir garantías de su devolución a España.

Azaña y Negrín.
Cuenta el escritor Jose María Zabala que Marcel Rosenberg, recibió una carta en francés de Largo Caballero en la que se pedía permiso para enviar unas quinientas toneladas de oro a la Unión Soviética. A esta misiva siguió, dos días después, una segunda en la que se indicaba que el Gobierno republicano deseaba emplear el oro, con la ayuda soviética, para realizar pagos internacionales. Se trataba de un fabuloso tesoro acumulado en las cámaras del Banco de España desde los tiempos de los Reyes Católicos. El punto de partida del gran expolio de la República era el decreto firmado en secreto el 13 de septiembre de 1936, mediante el cual Azaña daba carta blanca a Negrín para que trasladase el oro cuando y donde quisiera.

Negrín pensó en transportar a la Unión Soviética 7.800 cajas de oro, con un peso de 510 toneladas métricas, de las que 460 eran de oro puro. A mediados de septiembre, diez mil cajas de oro fino que contenían más de quinientas toneladas de oro puro, casi todo en monedas, se habían traslado a Cartagena, junto con todas las reservas de plata. Cerca de una cuarta parte de todo el oro se había enviado ya a Francia para usos comerciales, y hasta febrero de 1937 aún se transportaría más hasta completar una cantidad total de 174 toneladas de oro puro, casi el 30 por ciento de las reservas.

Negrín insistió para que el oro fuese transferido a Moscú. No exigió garantía alguna de su devolución a España si los republicanos ganaban la guerra. Optó por fiarse de los soviéticos porque ni Francia, ni Reino Unido, ni mucho menos Estados Unidos podían asegurarle que mantendrían en secreto la custodia del codiciado metal, y probablemente lo entregarían a Franco si este derrotaba al final a la República.


La cantidad rondaba las diez mil cajas, cada una de las cuales contenía unos sesenta y cinco kilos en lingotes. El 25 de octubre de 1936, sobre las diez de la mañana, se cargó la última caja en uno de los barcos soviéticos.

jueves, 27 de julio de 2017

Bush y Obama decidieron que perseguir y matar terroristas fuese la principal prioridad de la CIA.


La CIA había sido fundada en 1947 con la premisa de que los presidentes y los legisladores necesitaban advertencias por anticipado sobre las dinámicas que modelan los acontecimientos mundiales, pero tanto el presidente George W. Bush como Barack Obama decidieron que perseguir y matar terroristas debía ser la principal prioridad de la agencia.

En cuanto hallamos una respuesta que nos satisface, dejamos de buscar otras.

Maria Konnikova.
En cuanto hallamos una respuesta que nos satisface, dejamos de buscar otras con independencia de que la respuesta sea o no ideal, o hasta inexacta, dice la escritora neoyorquina Maria Konnikova. Por ejemplo, en una investigación reciente de la conducta de búsqueda de información en Internet se ha observado que las personas estudiadas estaban muy influenciadas por sus preferencias personales al evaluar los sitios web y que se basaban en esas preferencias para reducir el número de sitios en los que
preferencias personales
buscar. En consecuencia, solían regresar a esos sitios conocidos en lugar de dedicar tiempo a evaluar otras fuentes posibles de información, y en lugar de visitar esos sitios para tomar la decisión se basaban en el resumen que ofrecían de ellos los motores de búsqueda. La tendencia al sesgo egocéntrico o “satisfaciencia” era especialmente visible cuando se hallaba una respuesta plausible al inicio de una búsqueda. Las personas dejaban de buscar más dando la tarea por finalizada, aunque, en realidad, no fuera así.

miércoles, 26 de julio de 2017

Una gran satisfacción.

Puesta de sol en el entorno de la ría de Avilés. Asturias.
Los bosques de la Sierra de Cebollera
Epicuro (c. 341-270 a. C.) señaló una razón evidente para privilegiar los placeres simples, naturales, frente a los artificiales o superfluos: tienden a ser más frecuentes y más fáciles de obtener. Las personas que sienten una gran satisfacción viendo puestas de sol, realizando largos paseos por los bosques y dedicando tiempo a la familia y los amigos, por lo general pueden encontrar muchas oportunidades de disfrutar de estas experiencias. En cambio, quienes buscan la felicidad en placeres más esquivos como la riqueza, el poder, el prestigio o la fama terminan a menudo con las manos vacías.

Lucha de civilizaciones

Mundo arabe.
Para Huntington, no es una casualidad el hecho de que en el mundo árabe haya nacido el primer movimiento generalizado de la “lucha de civilizaciones”. No es que cada musulmán en concreto sea fundamentalista; hoy por hoy, reconoce el citado autor, la mayoría de ellos son tolerantes, y la tolerancia es una virtud que aparece valorada con frecuencia en la doctrina coránica; pero sí puede considerarse que es, en virtud de la integración entre lo político y lo religioso (algo que no existe en otras culturas) “un fundamentalista en potencia”. Una de las necesidades del siglo XXI consiste precisamente en evitar las condiciones que fomenten la generalización del fundamentalismo. Como es patente, el fundamentalismo islámico no razona, no evalúa, no dialoga. De aquí que resulte tan difícil para el mundo civilizado, acostumbrado al respeto o a la tolerancia, encontrar un medio para evitar sus peligros.



Arabia Saudita es un país fundamentalista en el sentido de que no permite el ejercicio de otra religión que la musulmana, o que el turista que porta símbolos cristianos corre el peligro de ir a la cárcel; pero no ha seguido desde hace tiempo una actitud hostil hacia Occidente en sí, y los monarcas saudíes, enriquecidos con la producción petrolífera, procuran mantener buenas relaciones con los pueblos europeos o americanos; pero hay en el país numerosos wahabitas radicales.

martes, 25 de julio de 2017

Cuando un hijo ya no siente que es valioso para sus padres.


Cuando un hijo ya no siente que es valioso para sus padres, aunque sea imperfecto, o no percibe que ellos tienen una preocupación sincera por él, eso crea heridas profundas que originan muchas dificultades en su maduración. Esa ausencia, ese abandono afectivo, provoca un dolor más íntimo que una eventual corrección que reciba por una mala acción.

Las relaciones de los reyes con Godoy señalaban una relación paterno y materno filiales.

Godoy.
Godoy había salvado a España de una guerra destructiva contra la Francia revolucionaria, y en el conflicto con Inglaterra, si bien perdimos la batalla de Trafalgar, recuperamos Menorca para España. Éstos fueron los méritos de Godoy. Las calumnias contra la reina María Luisa achacándole relaciones carnales con Godoy son absurdas. Cuando Godoy llega a Madrid, María Luisa ya tiene ocho hijos y ha sufrido otros tantos abortos, con un total de dieciséis embarazos. No es creíble que una mujer en su situación tuviera ganas ni salud, para meterse en aventuras carnales. Pero además observadores de la época e historiadores coinciden en que las relaciones de los reyes con Godoy señalaban una relación paterno y materno filiales. Lo que autoriza la sospecha o hipótesis de un parentesco auténtico aunque en bastardía. El afecto entre el infante don Carlos y Godoy tenía mucho de fraterno, y de aquí que el odio de Fernando hacia Godoy se hiciera extensivo a Carlos. Esto explicaría que ante la dificultad de Fernando VII para engendrar un varón que le sucediera en el trono, Fernando presionase a su padre para que anulase la ley Sálica de 10 de mayo de 1713, por la cual se excluía a las hembras de poder heredar el trono, una ley que fue emitida por Felipe V. 

Familia de Carlos IV
Fernando VII obligó a su padre Carlos IV a derogar dicha ley, con lo que evitaría que su hermano Carlos pudiera heredar el trono si la descendencia de Fernando era únicamente femenina. Presionado por su hijo, Carlos IV emitió con las Cortes en 1789 la derogación de la ley Sálica, para que pudieran reinar hembras, pero aunque el rey y las Cortes aprobaran la derogación de la ley Sálica, dicha derogación no podía tener efectos, ya que tanto el rey como las Cortes se olvidaron de promulgar en forma este acuerdo de las Cortes sancionado por el monarca; y sin promulgación oficial, el acuerdo de las Cortes y el rey carece de legitimidad. Promulgación en forma, o sea, publicación, comunicación al pueblo, a la nobleza y a las otras casas reales europeas no la hubo. Fernando, en su enciclopédica ignorancia, no estaba al tanto de ese detalle legal. Carlos IV sin duda sí lo conocía pero dejó las cosas así, de modo que cuando llegase la ocasión si no había hijo varón Fernando tendría por sucesor en el trono a su hermano Carlos.


Carlos IV, tras la derrota de Napoleón, podía haber reclamado el trono de España que le fue arrebatado, pero no quiso. Continuó con su esposa María Luisa en el exilio en Roma. Ya eran dos viejecitos que paseaban del brazo por
jardines del Trastévere
los jardines del Trastévere o del Aventino. Al atardecer, el sol poniente tiñe de oro y rosa el oeste. Entonces Carlos apretando la mano de su esposa dice: «Por allí, detrás de aquellas nubes doradas, está España. ¿Te acuerdas de cuando éramos los reyes de España?». María Luisa, ya casi olvidado aquello, borroso el pasado en las neblinas de su ancianidad, mira a Carlos, le sonríe y se le llenan los ojos de lágrimas. Terminada la guerra de la Independencia, cuando Fernando recuperó el trono decidió establecer un sistema de gobierno totalmente absolutista, o sea que el único poder sería la voluntad del rey.

lunes, 24 de julio de 2017

El odio como factor de lucha.

El Che Guevara en su mensaje a través de la revista Tricontinental, en 1967: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”. Cuando Guevara planteaba esta idea se refería, por cierto, a la revolución violenta marxista. Pero, en lo fundamental, la estrategia del populismo socialista no ha cambiado, siendo la inserción de odio en la sociedad el primer paso.

Ingenio.

Los estudios sobre inteligencia artificial han demostrado que el ingenio es una actividad demasiado compleja para los ordenadores. Decir una agudeza, hacer un juego de palabras o inventar un chiste continúan siendo, por ahora, exclusivas humanas.

domingo, 23 de julio de 2017

Es mejor ser Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho.


La biología jamás enseñará a un biólogo cómo tiene que vivir, ni si hay que hacerlo, ni siquiera si hay que ser biólogo. Las ciencias humanas jamás nos enseñarán el valor de la humanidad, ni su propio valor. Por eso hay que filosofar, porque hay que reflexionar sobre lo que sabemos, sobre lo que vivimos, sobre lo que queremos y porque, para ello, ningún saber nos es suficiente ni nos dispensa de hacerlo. ¿El arte? ¿La religión? ¿La política? Son materias muy importantes, pero también ellas han de ser objeto de reflexión. Sin embargo, dice el filosofo André Comte-Sponville, desde el momento en que se reflexiona sobre alguna de ellas, a poco que esta reflexión adquiera cierta profundidad, se las trasciende, al menos en parte, en ese momento se ha puesto ya un pie en la filosofía.

Y añade Comte-Sponville, ¿hemos de filosofar? Desde e
André Comte-Sponville
l momento en que nos planteamos esta pregunta, en cualquier caso desde que intentamos responder a ella con seriedad, ya estamos filosofando. Esto no significa que la filosofía se reduzca a su propia interrogación, y todavía menos a su autojustificación. Pues también filosofamos, más o menos, bien o mal, cuando nos preguntamos por el mundo, por la humanidad, por la felicidad, por la justicia, por la libertad, por la muerte. ¿Y quién podría renunciar a hacerlo? El ser humano es un animal filosofante, sólo puede renunciar a la filosofía renunciando a una parte de su humanidad.
pensadores griegos

John Stuart Mill decía que es mejor ser Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho; es mejor ser Sócrates insatisfecho que un tonto satisfecho. Y si el tonto o el cerdo son de una opinión distinta, es porque sólo conocen un lado del asunto: el suyo. La otra parte, para poder comparar, conoce ambos lados.

¿Adónde van?

venian parientes, amigos y algún otro joven
Decía la Margarita del Campiello de Goldoni: “Mi madre me llevaba a la ópera, o si no, a la comedia, y adquiría un palco cerrado, Y en ello gastaba su buen dinero. Ella procuraba ir a donde sabía que se representaban comedias buenas, de las que se podía fiar, y venía con nosotras, Y nos divertíamos. Íbamos a veces de paseo, un poco por el Listón, un poco por la plaza de los astrólogos, de los títeres, y un par de veces a los tenderetes. Cuando nos quedábamos en casa, teníamos allí siempre nuestra tertulia. Venían los parientes, los amigos, y algún que otro joven, pero allí nunca había peligro”. 

Albino Luciani
¿Y ahora?, escribe Albino Luciani, “Se dan casos de hijas de buena familia que se ausentan días enteros. ¿Adónde van? Con su chico, solas en el coche, solas en el hotel con él, por los caminos del mundo”.

sábado, 22 de julio de 2017

La incongruencia de ciertos intelectuales.

Gabriel García Márquez y Fidel Castro, en 2007. 
Hay incongruencia y confusión en que intelectuales, políticos o gobiernos que se dicen democráticos sirvan los intereses de un régimen que es el enemigo número uno de la cultura democrática en el hemisferio occidental y, en vez de mostrarse solidarios con quienes en Cuba van a prisión, viven como apestados, sometidos a toda clase de privaciones y tropelías o dan sus vidas por la libertad, apoyen a sus verdugos y acepten jugar el lastimoso papel de celestinas, cómplices o “putas tristes” de la dictadura caribeña, dice Mario Vargas Llosa, y añade que es un insulto a la inteligencia pretender hacer creer a cualquiera que haya seguido someramente el casi medio siglo del régimen cubano, que la manera más efectiva de conseguir concesiones del régimen castrista es el apaciguamiento, el diálogo y las demostraciones de amistad con su tiranía. 


El propio Fidel Castro se encargó de manera contundente de disipar cualquier malentendido al respecto: cómplices, cortesanos, sirvientes, que colaboran con sus política, sus designios, su gobierno y su modelo político-social, de los que ninguno de sus numerosos “amigos” lo ha hecho apartarse jamás un milímetro. Es verdad que, a veces, algunos de esos politicastros convenencieros o intelectuales
en pos de credenciales progresistas que van a retratarse con él y a echarle una mano publicitaria reciben como regalo un preso político, que luego exhiben como coartada de su duplicidad. Pero esa asquerosa trata de presos en vez de mostrar un ablandamiento del régimen es más bien una señal flagrante de su vileza e inhumanidad.

Terror de Estado.
Por otro lado, escribe Vargas Llosa, la complacencia con el terror de Estado es, por desgracia, muy extendida en países donde la inseguridad y la desesperación que causan en la opinión pública las acciones del extremismo llevan a grandes sectores a aprobar la política de la mano dura, el contraterrorismo, como la medicina más eficaz para restablecer el orden. Se trata de una pura ilusión, de un engañoso espejismo. Lo cierto es que cuando el Estado hace suyos los métodos de los terroristas para combatir el terrorismo, son estos últimos los que ya han ganado, pues han conseguido imponer su lógica y lesionado profundamente las instituciones.

1917. Un tren lleva a bordo el virus de la revolución.

1917 se inaugura bajo los peores auspicios. Las huelgas obreras en las fábricas y las deserciones masivas en el ejército ponen al país al borde del caos y de la anarquía. En marzo las huelgas paralizan Petrogrado y el Parlamento (la Duma) se disuelve, pero el zar Nicolás II está atornillado a la poltrona y no abdica, a pesar de que desde todas las instancias se exige su retirada.
1917.Revolución rusa.

Los obreros amotinados detienen el tren del zar. Nicolás cede al fin y abdica en el zarevitch Alexis. Cuando le hacen ver que su hemofílico hijo es demasiado endeble para sostener la corona en tiempos tan revueltos, designa a su hermano menor, el gran duque Miguel, prestigioso general de cosacos. Tremenda complicación para el elegido, que se había apartado de la corte para vivir apaciblemente con su amante Natalia Sheremétievskaya, una estupenda señora, aunque rechazada por la aristocracia porque no es noble y tiene un pasado (dos maridos y algún amante). Miguel rechaza la oferta con el argumento de que sólo aceptará la corona si se la entrega el Parlamento. Rusia se queda sin zar.


9 de abril de 1917. Un tren especial atraviesa Alemania sin detenerse más que para repostar agua en las estaciones de Mannheim, Frankfurt, Berlín y Sassnitz. Este tren lleva a bordo el virus de la revolución; por eso las autoridades germanas han sellado ciertos vagones. Ese virus es Vladímir Ilich Lenin, un hombrecillo calvo, con perilla, los ojos rasgados, de aspecto caucasiano, que viaja con un reducido séquito en el que ponen la nota femenina su esposa legítima, Nadezhda Krúpskaya, y su amante, Inessa Armand.

Lenin y su nutrido séquito (los treinta y dos camaradas que
lo acompañan) toman un barco que los lleva a Malmö, en la costa sueca. Finalmente la comitiva penetra en Rusia por Finlandia, en trineos, para llegar, días después, a Petrogrado. Lenin aparece en público, recibe a los periodistas, realiza declaraciones que se divulgan impresas por toda Rusia. Los socialistas se le entregan. En sus manos, la errática revolución bolchevique se transforma en un movimiento organizado y eficaz. Gracias a la secreta financiación alemana, los revolucionarios, que antes de la guerra tenían que mantenerse atracando bancos, disponen de una línea de crédito casi ilimitada con la que financian periódicos y arman a su Guardia Roja. El bolchevismo crece como la espuma. En pocos meses se hace con el control de la revolución.

Mientras el frente se desploma, el gobierno de Kérenski asiste perplejo a la disolución del régimen zarista. El 25 de octubre (para nosotros el 6 de noviembre), en plena anarquía, estalla la Revolución de Octubre. Los bolcheviques controlan buena parte de la capital. Al atardecer, el crucero Aurora se sitúa frente al palacio real, ahora sede del gobierno provisional ruso, apunta con el cañón de popa y dispara una salva de fogueo. Un cañonazo
crucero Aurora
de grueso calibre casi a quemarropa impone. Aunque no lleve bala. Kérenski se acongoja y renuncia al cargo. Su gobierno dimite igualmente. 

Ministros, directores generales, subsecretarios y barandas abandonan los palacios del gobierno y huyen de la capital. Rusia no se disuelve en la anarquía porque el providencial Lenin ocupa el vacío de poder como presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo. Su flamante comisario de Asuntos Exteriores, León Trostki, contacta de inmediato con los alemanes para iniciar unas laboriosas negociaciones de paz. El 3 de marzo de 1918, firman en Brest-Litovsk, cuartel general alemán en Oriente.

*Fuente:La Primera Guerra Mundial contada para escépticos (Juan Eslava Galán)


viernes, 21 de julio de 2017

Tenía que ser y no fui.

 Tolstói narra en El Padre Sergio: “La calle estaba oscura, y aún no había andado más de dos casas, cuando Páshenka lo perdió de vista y sólo pudo comprobar que Kasatski proseguía su camino al oír que el perro del arcipreste lo saludaba con sus ladridos. “Ahora veo claro el significado de mi sueño. Páshenka es precisamente lo que yo tenía que ser y no fui. Yo vivía para los hombres con el pretexto de vivir para Dios. Ella vive para Dios imaginándose que vive para los hombres. Una buena palabra, un vaso de agua dado sin pensar en la recompensa, tiene más valor que todo cuanto he hecho yo para favorecer a la gente. Sin embargo, ¿no había un deseo sincero de servir a Dios?”, se preguntaba, y la respuesta fue la siguiente: “Sí, pero todo eso era impuro, se hallaba invadido por la enmarañada maleza de la fama mundana. No, no existe Dios para quien vive como vivía yo, pensando en alcanzar la gloria entre los hombres”. 

La temperatura fue más alta durante el periodo cálido medieval que la media del siglo XX.

Periodo cálido mediaval.
Durante los siglos IX y X el crecimiento de las temperaturas fue progresivo y persistente. Fagan no cree que el calor haya sido un episodio dañino, sino todo lo contrario: “En Europa, el clima relativamente estable del periodo cálido medieval fue una gran bendición para los pequeños granjeros y los campesinos”. Y reconoce que la temperatura fue entonces de medio a un grado más alta que la media del siglo XX. 


Otros investigadores apuntan que en Europa central fue 1,4 grados más alta; y recientemente un grupo de climatólogos gallegos han señalado una media de calentamiento de 1,5°, y hasta un periodo de unos 80 años en que pudo alcanzar valores de 3°. Este último dato obedece a una estimación puntual, y es de suponer que muchos puedan calificarla de improbable por excesiva; simplemente, el dato del registro está ahí. 

Ray G. Richards opina por su parte que el calentamiento fue
en líneas generales benéfico, y no estuvo plagado de catástrofes provocadas por el mal tiempo, como lo estaría siglos más tarde la llamada “Pequeña Edad del Hielo”. Algo por el estilo añade H. Lamb, a quien se atribuye la expresión “periodo cálido medieval”. Se sabe que en muchos valles de Europa donde el hecho es hoy casi imposible, se producían dos cosechas anuales, y se explotaban minas en el Hohe Tauern austriaco, que hasta hace poco estuvieron cubiertas por el hielo. (Por cierto, quizá convenga recordarlo: hace no muchos años, gracias al calentamiento actual, se encontró debajo de un glaciar en Austria una capilla del siglo XI; existen motivos bastante razonables para suponer que cuando se construyó esa edificación el clima tenía que ser similar o un poco más cálido que el de ahora.) 



Acot deduce del estudio de los restos vegetales que grandes extensiones de bosque llano y pantanoso de Europa Central fueron transformadas, con el cambio climático, en tierras de cultivo. Se vio así un paisaje distinto, alternaban, en manchones, el bosque abierto y los campos cultivados. Resultaba más fácil trazar caminos, mejoraron los intercambios, y tal vez como consecuencia de todo ello, apunta Acot, hubo un notable desarrollo demográfico, bien visible sobre todo desde el año 1000. Es una falsa tradición la idea de que el hombre  en la Edad Media no se molestaba mucho por su futuro y el de sus hijos, ya que el mundo tenía sus días contados; y es que según una profecía apocalíptica interpretada demasiado literalmente, Satanás permanecería encerrado “durante mil años”. Por consiguiente, el año 1000 sobrevendría el fin del mundo. Ese temor difícilmente puede haber ocurrido, desde el momento en que por el siglo IX la vigencia de la Era Cristiana apenas era conocida de la gente corriente, y lo normal era contar por los años del reinado de cada monarca. No es cierto que en el año 1000 hubiese un movimiento primero de pánico, luego de júbilo, al comprobarse que el mundo seguía alegremente su camino, al menos no constan testimonios de la época en tal sentido; pero sí está constatado el incremento demográfico, que se prolongaría hasta el siglo XIII, que parece indicar una era de prosperidad cuando menos en la abundancia de recursos para la vida. Según se estima, la población de Europa pasó, entre el año 1000, y 1347, de 35 a 80 millones de habitantes (William Jordan, 2001). Un incremento demográfico tan fuerte no es fácilmente imaginable en plena Edad Media, y hay que suponer que obedece o a un optimismo desbordado, o a unas condiciones muy favorables para la vida humana. No hay por entonces noticias de heladas en mayo (tan dañinas para la agricultura), de las cuales sí se hablaría frecuentemente en los siglos más fríos que siguieron.
 

El viñedo se cultivó en el Sur de Gran Bretaña, e incluso en el centro. S. Baliunas encuentra vestigios de viñedo, sorprendentemente, hasta en Escocia. Guillermo de Malmesbury alaba los viñedos de Gloucester, de uva dulce y vinos casi tan buenos como los franceses. También se afirma que el límite de las viñas en Alemania se corrió 500 kilómetros más al Norte; hay referencias, por ejemplo, de viñedos en Prusia Oriental y hasta en el Sur de Suecia. Por los restos de árboles se ha averiguado que determinadas especies arbóreas crecían en los Alpes en niveles donde hoy no existen. El Mediterráneo occidental era más lluvioso que ahora. Y el nivel del mar era en Holanda medio metro más alto que en la actualidad. He ahí un inconveniente del calor, mareas más crecidas, y rotura de diques. Fue el que los holandeses siguen llamando Grote Mandrenke, o Gran Inundación. Así llegó a formarse el Zuiderzee, hoy casi por completo rellenado otra vez con la aportación de tierras y la construcción de diques más altos.