lunes, 17 de julio de 2017

La utilidad común es óptima sólo cuando el esfuerzo de todos queda supeditado a un valor trascendental.

Buena parte del esfuerzo de los políticos está destinado a convencernos de que los hombres son más útiles cuando son de utilidad para los demás, pero al mismo tiempo suprimen el único criterio que podría justificar esa máxima, a saber, que la utilidad común es óptima sólo cuando el esfuerzo de todos queda supeditado a un valor trascendental, escribe Richard M. Weaver, y como la gratificación material no puede ocupar su lugar, es ésta una de las razones por las que el estado secular acaba fomentando el odio intenso hacia los políticos, empeñados en obligar a los unos a que acepten a los otros como sus superiores. Se deja de trabajar “como siempre, bajo la mirada del Jefe supremo”, y se pasa a hacerlo para el vecino, a quien se desprecia. Lógicamente, esta situación no puede sino degradarse, ya que la idea de que el trabajo lo asignan únicamente los hombres hace que todos estén a disgusto con la parte que les ha correspondido y nadie crea en la utilidad del que le ha tocado en suerte realizar. 


Richard M. Weaver
La tecnología agrava esta tendencia pero hay que señalar que el antiguo mandato moral desaparece cuando sentimos que nuestro trabajo nos ha sido impuesto por otros hombres, que no son mejores que nosotros. Y en lugar de una idea de vocación que se ha vuelto incomprensible, apelamos a esa extraña hipóstasis moderna: la vocación de “servicio”. Se pretende imponer la subordinación elaborando la hipótesis de que hay algo más grande que nuestro ego, pero ese algo no es más que una multitud de egos egoístas. Y añade Weaver, que una vez más asistimos al habitual paso de la calidad a la cantidad; no se está sirviendo la instancia más noble del individuo (ello también supondría el reconocimiento de alguna forma de jerarquía y, en última instancia, de un mandato dictado desde arriba), sino meramente las demandas del consumo. ¿Y a quién puede ocurrírsele admirar a quienes encabezan la jerarquía del consumo?

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