sábado, 29 de julio de 2017

A donde lleva la divinización de la raza.

La historia enseña el espanto al que se llega con los nacionalismo.Un tipo de nacionalismo es el racismo. Richard J. Evans en su libro “La llegada del Tercer Reich” cuenta como la política internacional fue un campo de batalla entre diferentes razas por la supremacía o la supervivencia, y se había convertido en algo habitual entre la élite política de Alemania en la época de la Primera Guerra Mundial. Individuos como el ministro de la Guerra Erich von Falkenhayn, el ministro de Marina Elfred von Tirpitz, el asesor del canciller del Reich Bethmann-Hollweg, Kurt Riezler, y el jefe del gabinete de la Marina imperial Georg Alexander von Müller, consideraban la guerra un medio de preservar o afirmar la raza alemana frente a los latinos y los eslavos. 

La guerra, como afirmaba en una frase célebre el general
Friedrich von Bernhardi
Friedrich von Bernhardi en un libro publicado en 1912, era una necesidad biológica: “Sin guerra, las razas inferiores y decadentes asfixiarían fácilmente a los elementos sanos incipientes en su desarrollo, y esto provocaría una decadencia universal”.

La política exterior no debía desarrollarse ya entre Estados, sino entre razas. Se iniciaba así la disminución de la importancia del Estado que habría de tener un papel tan decisivo en la política exterior nazi.

Alexander Tille
Esta divinización de la raza llevo al darwinista Alexander Tille a abogar abiertamente por la eliminación de los física y mentalmente incapaces, considerando, como Ploetz y Schallmayer, que no debían tratarse las enfermedades de los niños para que pudiera eliminarse a los débiles de la cadena de la herencia. En vísperas de la Primera Guerra Mundial sus ideas se habían propagado de una forma u otra a sectores como la medicina, los servicios sociales, la criminología y el derecho. 

Los socialmente anormales, como prostitutas, alcohólicos,
 Alfred Grotjahn 
rateros, vagos y demás, pasaron a considerarse cada vez más hereditariamente contaminados, y las peticiones de esterilización forzosa por parte de los especialistas habían llegado a ser 
demasiado ruidosas para que se las pudiera ignorar. La influencia de esas ideas en el medio de los profesionales de los servicios sociales era tal que hasta los socialdemócratas pudieron llegar a tomarse en serio la propuesta de Alfred Grotjahn de vincular las mejoras en la vivienda y el auxilio social con la esterilización forzosa de los locos, los "vagos" y los alcohólicos.


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