martes, 13 de marzo de 2018

Solitaria.

Brigham Young University 
Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte y la de Bringham Young, en Utah, demostró que las personas solitarias tienen el doble de posibilidades de morir prematuramente. Los individuos aislados padecen un 29% más de enfermedades cardíacas y un 32% más de apoplejía, además de muchas otras dolencias. “Personas con menos conexiones sociales tienen trastornos de sueño, sistemas inmunitarios alterados, más inflamación y niveles más altos de hormonas del estrés”, escribió el doctor Dhruv Khullar en The New York Times. 

“El ser humano necesita  vivir en grupo” dice la terapeuta norteamericana Traci Ruble. “El sentido de pertenencia no sólo tiene un impacto psicológico, sino físico. La soledad hace más daño que la obesidad, el alcoholismo, la adicción al tabaco o la falta de ejercicio”.

La soledad simplemente no es natural para la mayoría de las
John Cacioppo
personas, como explica el que fue director del Centro de Neurociencia Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago, John Cacioppo: “Hemos sobrevivido como especie no porque seamos rápidos o fuertes o tengamos armas naturales en la punta de los dedos, sino por la protección social”. “Nuestra fuerza es nuestra habilidad para comunicarnos y trabajar juntos”.


“Con el tiempo, la soledad se convierte en inseguridad”, dice la terapeuta Kerrie Mohr. “La persona se encierra en sí misma, no quiere arriesgarse a ser rechazada. Y siente negativamente interacciones neutrales. Se siente mal, tiene ansiedad, y su tendencia es a aislarse aún más y a no a hacer el esfuerzo de llamar a un amigo o de invitar a un colega a tomar algo después del trabajo. No quiero que la gente se deje llevar por su miedo a ser rechazada y no haga cosas”.


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