Marta Peirano, escritora y periodista española, especialista en la intersección entre tecnología y poder, escribe en su libro El enemigo conoce el sistema que “Amazon tiene la mitad del negocio mundial de la nube. Es el negocio más lucrativo y poderoso de Jeff Bezos, aunque mucha gente piense que se ha convertido en el hombre más rico del planeta regentando una tienda de libros online. De todos los gigantes tecnológicos, Amazon ha sido sin duda el más discreto. No tiene eslogan ni lema, no dice que vaya a hacer del mundo un lugar mejor o mejor conectado. Pero en sus servidores está alojado más de un tercio de internet. Claro que Amazon ofrece mucho más que alojamiento. AWS vende servicios de software e infraestructura que permiten a cualquier empresa ofrecer un servicio de vanguardia a sus clientes con la mayor seguridad, sin tener que comprar su propia tecnología. Netflix usa AWS para asegurarse de que sus contenidos llegan en perfecto streaming a todos los rincones y dispositivos del planeta, Unilever para sostener mil setecientas tiendas online, WeTransfer para sostener los envíos de grandes paquetes de datos, imperios mediáticos como Guardian News & Media o Hearst Corporation para sostener sus cabeceras web, Ticketmaster para vender entradas, el Centro Internacional de Investigación de Radioastronomía para mantener un espacio colaborativo donde se intercambian cantidades literalmente astronómicas de datos. También lo hacen Dow Jones y el NASDAQ, las plataformas Airbnb, Slack, Pinterest, Coursera, Soundcloud, The Weather Company y el Laboratorio de Propulsión de la NASA. Incluso el servicio de mensajería encriptada Signal, recomendado por Snowden y utilizado por activistas de la privacidad en todo el mundo. El poder horizontal de Amazon se expande por la industria de servicios ofreciendo un acceso ilimitado a los datos que generan. Su vigilante dominio no solo afecta a los usuarios de cada una de esas aplicaciones sino también a las empresas mismas, porque Amazon puede estudiar sus modelos de negocio como si fueran ensayos de laboratorio para después destruirlos con precios imbatibles. AWS es la reina inconquistable del negocio, pero no está sola. Le siguen, a creciente distancia, Microsoft Azure, Google Cloud e IBM Cloud. Su único competidor real es Alibaba, que domina el continente asiático y en los últimos dos años ha empezado una agresiva expansión. Si internet se rompe en varios bloques, como ha sugerido el fundador de Google, estas dos nubes serán dos de los continentes principales.
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