Hay menos personas de sesenta años de edad que tengan nietos, y no digamos bisnietos, de las que había hace un par de generaciones, aunque muchas viven ahora más allá de los setenta años. ¿Qué ha ocurrido? Parece que las parejas jóvenes están demorando el matrimonio y la reproducción mucho más que nunca antes en nuestra historia. El resultado es que, si bien podemos tener frente a nosotros una esperanza de vida de cien años, hemos conservado la estructura familiar del Paleolítico superior de solo tres generaciones en coexistencia, no cuatro. Quizá no es que vivamos más tiempo que en épocas anteriores, sino más bien que vivimos más lentamente. En efecto, se nos viene encima la era de la “vida lenta”.
(¡No seas neandertal!: y otras historias sobre la evolución humana de Sang-Hee Lee;Shin-Young Yoon)
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