Los datos de la OCDE y de la Agencia Tributaria establecen que la renta media se sitúa en los 23.700 euros. El 20% más pobre no alcanza los 11.709 euros y el 20% más rico supera los 43.700 euros. Solo el 1% se considera excesivamente rico, con más de 150.000 euros de renta. Es llamativo que con 43.000 euros anuales en España se pueda considerar rico. Que una persona con un salario de 2.200 euros netos al mes se pueda catalogar como tal, demuestra realmente la situación de pobreza latente que vive el país y la subida de impuestos que ha sufrido y que sufrirá el territorio nacional en su totalidad.
Según la OCDE, en España la clase baja cobra hasta 11.500 euros. La clase media cobra hasta 30.000 euros y la clase alta se sitúa por encima de los 30.000 euros. Todo ello demuestra que son datos plenamente obsoletos, pues 43.000 euros de hoy, contabilizando subidas de IRPF y cotizaciones, suponen una renta neta de unos 31.500 euros. Prácticamente que con 1.850 euros se considere a un trabajador como clase media-alta.
Ahora los españoles se enfrentan a una nueva subida de impuestos y a la llegada del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que reemplaza al antiguo Factor de Sostenibilidad. Con el objetivo de compensar la hucha de las pensiones, será asumido por todos los trabajadores, independientemente de su nómina. Las personas dadas de alta en la Seguridad Social experimentarán una reducción de sus nóminas del 0,6%, algo de lo que tampoco se librarán los autónomos (abonarán unos cinco euros extra al mes). Con estas nuevas presiones a la población activa, el Gobierno quiere reforzar el sistema de pensiones y recaudar alrededor de 22.000 millones de euros hasta 2032.
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