Isaak Emanuílovich Bábel, escritor y dramaturgo soviético que ganó gran fama internacional durante la década de 1930, comentaba que las farsas judiciales causan una profunda impresión en el pueblo llano. Las denuncias presentadas en tono burlesco, y la consiguiente autohumillación de los acusados que, aparentemente drogados pronuncian las confesiones más “absurdas”, proporcionaban al obrero un enemigo manifiesto,un chivo expiatorio al que se puede responsabilizar de la acuciante escasez de leche, embutido y demás artículos de primera necesidad. Se rumorea que “Stalin no puede dar pan al pueblo y que, por eso, le da circo”.
El 15 de mayo de 1939, Bábel fue arrestado en su dacha de Peredélkino, a las afueras de Moscú,y encarcelado en la prisión de Butyrka, pero no fue llevado ante un tribunal hasta el 26 de enero de 1940; allí fue sometido a un juicio sumario acusado de espionaje y terrorismo contra el gobierno, siendo condenado a muerte y fusilado al día siguiente. Tras el arresto, Bábel y sus obras fueron prohibidas de toda mención pública, sus libros retirados de la circulación y su nombre borrado de todo registro literario de la URSS. Bábel sería rehabilitado en diciembre de 1954, durante el deshielo de Jrushchov, cuando la condena de 1940 fue anulada al considerarse la "ausencia de cualquier crimen" en las actividades del escritor.