Para el filósofo francés Pierre Manent “la cantidad espiritual, la cantidad de realidad que el cristianismo representa en la historia de Europa ha sido de alguna manera suprimida en el momento en que la nueva Europa, en lugar de situarse en continuidad con su historia, ha querido nacer de nuevo, en la inocencia y la ignorancia de esa historia. De este modo se ha vuelto con espíritu de venganza contra los componentes de la vida europea que supuestamente habrían causado las guerras, la violencia, las injusticias de nuestro pasado, ya se trate de las naciones o de las confesiones cristianas. El proyecto europeo se basa en la decisión de rechazar cualquier continuidad entre la nueva Europa y lo que la precedió, como para asegurarse de que no heredará ninguna mancha. En un país como Francia, el mantenimiento en el espacio público de signos cristianos está condicionado a una autorización precaria y deliberadamente humillante, el pesebre sólo es aceptable en el espacio público a título de vestigio folclórico.”
“Al mismo tiempo que vacía el espacio público europeo de signos cristianos, Europa acoge incondicionalmente al Islam. No sólo se reconoce al Islam como un hecho religioso y social que hay que tener en cuenta con justicia y prudencia, sino que se le otorga una legitimidad especial, como prueba del nuevo nacimiento de Europa, prueba de que no se trata de un "club cristiano". La historia explica fácilmente que una parte de los ciudadanos franceses sean musulmanes, que una parte de Francia sea visiblemente musulmana, pero ¿por qué las instituciones de la República exigen que la parte cristiana se invisibilice?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario