La Super Bowl es sinónimo de publicidad. La emisión televisiva de este evento deportivo viene acompañada de anuncios que son casi más famosos que el partido en sí. Los anuncios emitidos en la Super Bowl son caros, muy caros. Un bloque de 30 segundos antes, durante o después del partido puede llegar a costar 7 millones de dólares. Y hay anunciantes que hacen anuncios más largos para tener más impacto. La audiencia dentro de EEUU es de unos 100 millones de espectadores, más los 30 a 50 millones en otros paises en donde se emite. Unas cifras solo superadas por la final de la Champions League, que tiene una audiencia global que podría rondar los 350 millones de espectadores. La Copa del Mundo de fútbol también supera estas cifras, pero se celebra cada cuatro años. Las cadenas de TV de EEUU pagaron en 2021 la cifra de 110.000 millones por 11 años de retransmisiones, que incluyen tanto la liga regular como la final, la Super Bowl.
Hay un estudio de la Universidad de Minnesota que intenta medir el impacto de los anuncios de la Super Bowl y sus descubrimiento son curiosos, los anuncios consiguen un impacto muy grande en el corto plazo pero algo se queda. Si eso es lo que quieren las marcas, como por ejemplo para acompañar un lanzamiento o simplemente para lograr un mayor reconocimiento de marca, puede ser una buena idea. Si quieren efectos duraderos lo cierto es que hay que seguir acompañando esta inversión puntual con otro tipo de anuncios, para lograr efectos duraderos. El mejor indicador de si merece la pena hacer este tipo de anuncios tan caros cuando hay incertidumbre es, precisamente, el mercado. Cada año se agotan los huecos para anunciarse.
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