Una de las grandes dudas y reparos que planteaba Huntington era si la comunidad latina sería capaz de asimilar la cultura anglosajona protestante. Olvidaba, según de The Economist, que asimilación no es absorción, ni mimetización y que mucho ha cambiado y “se ha ampliado la noción fundamental de la identidad en Estados Unidos desde que los puritanos colonizaron Massachusetts. La asimilación es una vía de doble sentido, los grupos de inmigrantes se adaptan a la corriente predominante en Estados Unidos, pero también la redefinen y enriquecen, aportando algo propio”. En un artículo de BBC, se ofrecen datos actualizados sobre la influencia y aportación de lo latino y los latinos a EE.UU. Todos redundaban en su poderío demográfico, económico, social…, destacando el que habían llevado al titular: Si los latinos en EE.UU. constituyeran un país “sería la quinta economía del mundo”. El dato sale de un informe encargado por una organización llamada Latino Donor Collaborative(LDC), cuyo objetivo es analizar y destacar el rol socioeconómico de este grupo en el contexto estadounidense. Para ello se encargó un estudio a distintos expertos de dos universidades californianas y los resultados confirmaron “la preponderancia de la economía latina estadounidenses en el crecimiento de la economía general del país”.
El artículo de The Economist le reprochaba también a Huntington su visión simplista de la identidad y le tranquilizaba: “Los inmigrantes son muy capaces de abrazar más de una cultura y de ser mexicanos en casa y anglosajones en el trabajo”. Su conclusión, aparte de subrayar los retos y conflictos que a menudo conlleva el fenómeno de la inmigración (economía sumergida, políticas lingüísticas y sociales) es que los beneficios superaban con creces a los perjuicios: “El coste de cerrar las fronteras sería mucho mayor que mantenerlas abiertas, privando a la economía de algunos de sus trabajadores más enérgicos. A lo largo de su historia, la gran fuerza de Estados Unidos ha sido su capacidad para integrar nuevas personas y las nuevas ideas que traen consigo. No hay razón para pensar que esto cambiará sólo porque la nueva gente venga a través del Río Grande en lugar de cruzar el Atlántico”.
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