Las fiestas y juegos de todo tipo tenían una notable presencia en los siglos XVI y XVII. Existían celebraciones de marcado carácter religioso, como el Corpus Christi o las procesiones de diversa índole. Aquella era una sociedad que amaba el teatro, o la práctica de actividades físicas como la caza o los bailes. Las llamadas fiestas de toros, que en muchas ocasiones se celebraban en las plazas mayores de los pueblos, eran muy apreciadas por el conjunto de la población. En España también fueron muy característicos los “juegos de cañas”, una especie de justa medieval colectiva en la que se enfrentaban varios bandos ataviados con ricos ropajes. Los contendientes luchaban con espadas o lanzas, también llamadas cañas. Los más pequeños, por su parte, practicaban juegos de pelota, físicos o de inventiva que en algún caso han llegado hasta la actualidad, como el conocido burro, las canicas, la peonza o los pares y nones.
Cádiz pronto probaría las mieles del comercio con América cuando, en 1680, se dispuso que los barcos con destino a las Indias partieran de esta ciudad. En la zona de Murcia y Cartagena se pusieron las bases para una renovada industria sedera. Barcelona y Bilbao empezarán a despuntar definitivamente como las zonas industriales más importantes de todo el país, cosa que se mantendría en siglos venideros.
Referencia:Breve historia de los Austrias (David Alonso García)
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