Opinan algunos economistas la necesidad de una regulación financiera ya que, según ellos, la crisis financiera tiene lugar como consecuencia de la demanda y la concesión de créditos imprudentes por parte de los bancos.
En virtud de ello se aprobó en Estados Unidos la Ley Dodd-Frank de reforma financiera y de protección de los consumidores (que debe su nombre al congresista Frank y al senador Dodd),siendo refrendada por el presidente Barack Obama el 11 de julio de 2010, fecha en la que entró en vigor.Se puede consultar la Ley en el link siguiente: http://financialservices.house.gov
Sin embargo la realidad es que la causa de la crisis fue que la oferta de crédito aumentó a un ritmo demasiado rápido en Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda, España, Islandia y Sudáfrica. De manera similar, la oferta de crédito disponible para la compra de bonos de los gobiernos de Grecia y Portugal se incrementó a un ritmo demasiado rápido.
Los préstamos irresponsables y la avaricia solo tuvieron un impacto menor en la oferta de crédito; los prestamistas respondieron al rápido aumento de la oferta de crédito. Los bancos fueron uno de los canales de los flujos de crédito. La oferta de crédito habría sido satisfecha de alguna otra manera si los bancos hubieran sido más cautelosos en la compra de hipotecas y valores relacionados con hipotecas.
El economista Charles Kindleberger escribe que el inconveniente de las propuestas de reforma financiera y la legislación Dodd-Frank es que no afectan a la oferta de crédito y al aumento de la demanda de valores relacionados con hipotecas. Existe una probabilidad alta de que si el régimen de regulación financiera de EE. UU. se hubiera reestructurado en el año 2.000 mediante las líneas de la legislación Dodd-Frank, la historia monetaria de los próximos diez años no habría sido muy diferente.
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