En un periódico de provincias he leído un artículo firmado por una persona, que mas que periodista parecía alguien muy conocido, pero que para mi era un total desconocido.
Se preocupaba el articulista por la cantidad de divorcios que se producían. Parecía no estar muy satisfecho, ya que según expresaba, su comunidad era la que ostenta la primacía con respecto a las familias que se rompen en este país.Llegando al final del escrito solicitaba alguna acción, ya que para el argumentista este hecho se estaba convirtiendo en una plaga.
Algo que no decía era lo que había que hacer. Parecía que no quería transmitir su solución. Pensándolo bien, en realidad, era que no sabia que decir, y ese aire que transmitía en su escrito de no desear comunicarlo era en realidad una pose para ocultar que no tenia ninguna solución, por lo menos que pudiese transmitir al lector sin salirse de lo políticamente correcto.
La primera ministra Margaret Thatcher, que siempre fue una gran defensora de los valores tradicionales, manifestaba que lo único que puede hacer la política familiar es crear un marco dentro del cual animar a las familias a mantenerse unidas y a ocuparse convenientemente de sus hijos .A esta opinión añadía el cuidado que hay que tener con la televisión. La televisión, decía la señora Thatcher, es un medio de comunicación especial, en la medida en que se ve en la sala de estar familiar.Tal vez alguien opine que la televisión no venga a cuento con la política familiar, pero como lo decía la señora Tatcher así lo cuento.
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