viernes, 12 de febrero de 2016

En un divorcio siempre hay un perdedor, los hijos.

Hoy por la mañana, mientras desayunaba, estuve escuchando en la radio una entrevista que realizaba una emisora al defensor del menor o del niño, no entendí cual de los dos calificativos tenía quien respondía.

El experto defensor del menor comentó, entre otras cosas, la situación de pobreza en que se encuentra una gran parte de la infancia. Pobreza que se da sobre todo entre aquellos infantes que viven con un padre o una madre sin pareja.Normalmente esta situación de niños que viven con un padre o  una madre se produce por la ruptura de la familia,mas que por la existencia de lo que hoy definimos como “madres solteras”, decía el experto.

Los padres y las madres sin pareja, manifestaba la primera ex ministra británica Margaret Thatcher,  tienen mas posibilidades de vivir en relativa pobreza y en viviendas con características inferiores a la media. 

Los niños, añadía la señora Thatcher, pueden quedar mas traumatizados por el divorcio de lo que creen los padres. Los niños con antecedentes familiares poco estables corren mayor riesgo de padecer dificultades de aprendizaje y de sufrir en sus hogares los malos tratos de unos hombres que no son sus verdaderos padres. También tienen mas probabilidades de escaparse a nuestras ciudades, para unirse allí al número de jóvenes sin hogar, y ser presa, una vez mas, de todo tipo de males.”


Los hombres y mujeres que han formado una familia, antes de tomar la decisión radical de romperla mediante el divorcio, tendrían que detenerse a pensar en sus hijos, y pedir ayuda a quien se la pueda dar, para salvar la felicidad de sus propias hijos, que desean y necesitan vivir con su padre y su madre, 


Va siendo hora que cuando se habla de divorcio se introduzca en esta palabra las consecuencias que este produce en los hijos, y no solo se considere a un hombre y una mujer que rompen una promesa realizada y buscan otra oportunidad en sus vidas.




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