jueves, 25 de febrero de 2016

La esencia de la obscenidad consiste en convertir el sujeto en objeto.


El profesor Viktor Frank, fundador de la logoterapia, manifestaba en su libro “En el principio era el sentido” que amor significa que una persona, en tanto que persona, se adapta a la persona de otro, en tanto que persona.Una correspondencia interpersonal que lo incluye todo, también la sexualidad, la genitalidad, la excitación sexual. Y viceversa: la amistad excluye el aislamiento de lo genital, la acentuación de lo sexual como una postura del “arte por el arte”, como un fin absoluto, o como un simple medio de obtención de placer. Esto es, por así decirlo, sexualidad sin consideración de la persona. Y esto humilla al género humano. Una de las mayores humillaciones que puede sufrir la persona es convertirla en un simple medio para conseguir un fin, porque la desvirtúa por completo.

Hay una formulación alternativa del imperativo categórico de Kant, que dice que el hombre nunca puede ser utilizado como medio para un fin. Esta es una de las raíces de la moral marxista, y también deberíamos admitirla como una de las raíces de cualquier moral sexual. Entretanto, tenemos el negocio, la gran industria de la pornografía, que conduce a la gente por el buen camino haciéndole creer que la libertad de los llamados tabúes es un signo de progreso, cuando es marcadamente regresiva, eso sí, en el riguroso sentido psicoanalítico de la sexualidad regresiva.

La esencia de la obscenidad consiste en convertir el sujeto en objeto.


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