Si miramos a la historia comprobamos la capacidad que siempre ha tenido la Iglesia Católica de reaccionar frente a los problemas que le iban saliendo al paso, encendiendo las defensas internas,incrementando la producción de anticuerpos, sacando de improviso a la palestra a hombres y mujeres con la habilidad necesaria para reaccionar con eficacia ante los peligros y proponer simultáneamente ejemplos personales de un cristiano acorde con los tiempos.
Una reacción que se ve obrar hoy en día en la Iglesia católica son los movimientos posconciliares que han surgido, los cuales han aparecido sin demasiado explicación lógica y muchas veces en contra de los deseos de ciertas jerarquías eclesiásticas.Estos movimientos posconciliares han rejuvenecido y dado nueva vida a la Iglesia cuando parecía que se estaba desangrando y debilitando debido a todas las deserciones que estaba sufriendo.
A partir de Trento en adelante la historia del papado es una continua ascensión.Son dignos de figurar entre los santos todos los pontífices de nuestro siglo.
La que ha caido en una continua decadencia es la civilización occidental que se ha distanciado de la Iglesia; una civilización que empezó en el siglo XVIII y en el XIX con grandes promesas y esperanzas y que acabó con guerras homicidas, en masacres, en ideologías inhumanas y al final en drogas y en una crisis radical de valores.
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