La idea de que Europa esta formada por distintos países pero juntos constituyen una unidad cultural, ha existido a lo largo de los siglos. A esta unidad durante muchos años se la llamó Cristiandad.
Ya Alfonso VI , rey de Castilla y Leon nacido en 1.037 y muerto en Toledo en 1.109 fue también el monarca que tomó la clarividente decisión de insertar espiritualmente su reino en la cristiandad europea. Con él cayeron todas las barreras culturales que habían mantenido casi cuatrocientos años al reino astur-leonés de espaldas a la evolución de Europa. A partir de Alfonso VI, Castilla y León fueron unos reinos dentro de la comunidad cultural europea (Gonzalo Martínez Díez).
A su modo también el Cid participó de esta apertura hacia Europa: en su mesnada reunía hombres de todos los reinos; y cuando tuvo que elegir un obispo para su ciudad de Valencia entregó el cargo a don Jerónimo, un clérigo francés del séquito del cluniacense borgoñón don Bernardo, arzobispo de Toledo.
Al arzobispo de Tarragona, cuya sede se estaba restaurando por esos días, le decía el Papa: “Hemos dispuesto que el arzobispo de Toledo sea el primado en todos los reinos de España, y que en consecuencia cualquier asunto grave que surja entre vosotros lo sometáis a él como a primado de todos vosotros y con su sentencia judicial pondréis término a vuestros litigios”.(Gonzalo Martínez Díez).
Desde el punto de vista geográfico, la autoridad del arzobispo de Toledo no se limitaba en la época de Alfonso VI al reino de León y Castilla, sino que se extiende por igual a todos los reinos de España, incluyendo a Cataluña.
Ya en la época del rey Alfonso VI se veía en Europa a España como un todo, y en esta unidad se incluía a Cataluña.
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