domingo, 25 de septiembre de 2016

Los hijos no son propiedad de los padres; los esposos no son propiedad uno del otro, pero se pertenecen.

esposos
Algunos padres se involucran en la vida de sus hijos como si estos fuesen propiedad y activo de su patrimonio. Algunos hombres o mujeres consideran que su cónyuge les pertenece como propietarios registrados en el registro de la propiedad. Ninguna persona pertenece a otra del mismo modo que le puede pertenecer un objeto. Los hijos no son propiedad de los padres; los esposos no son propiedad uno del otro. Pero se pertenecen de un modo mucho más profundo de lo que pueda pertenecer a uno, por ejemplo, un trozo de madera, un terreno o cualquier otra cosa llamada propiedad.


El Papa Benedicto XVI diría que los hijos pertenecen a los padres y son a la vez criaturas libres de Dios, cada uno con su vocación, con su novedad y su singularidad ante Dios. No se pertenecen como una posesión, sino en la responsabilidad. Se pertenecen precisamente por el hecho de que aceptan la libertad del otro y se sostienen el uno al otro en el conocerse y amarse; son libres y al mismo tiempo una sola cosa para siempre en esta comunión.

los hijos pertenecen a los padres y son a la vez criaturas libres 


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