martes, 3 de mayo de 2022

Para Ortega el separatismo catalán y vasco era el mayor mal presente en España


Para Ortega, el separatismo catalán y vasco es “el mayor mal presente en nuestra España”. Pero él no ve en estas tendencias centrífugas un movimiento profundo y popular, con raíces históricas, sino dos manifestaciones de la larga y lenta desintegración de España desde siglos atrás, más precisamente desde que dejó de ser “una realidad activa y dinámica” y se convirtió en una sociedad sin ambiciones ni ilusiones, “una existencia pasiva y estática como el montón de piedras al borde de un camino”.Ortega no cree en las doctrinas nacionalistas, está convencido de que son meros pretextos para expresar la desilusión que cunde por todas las regiones de España, debido a aquella decadencia que ha ido desarticulando la integración que aglutinó en torno a Castilla a todas las regiones en virtud de un gran proyecto compartido que dio a España en el pasado su protagonismo en el mundo, su fuerza imperial y su grandeza. Este proyecto no fue la conquista sino “la colonización”: “Para mí, es evidente que se trata de lo único verdaderamente grande que ha hecho España”. Y la colonización, según Ortega, no fue obra de la monarquía ni de la nobleza sino “del pueblo”, de la España anónima y popular, de sus hombres oscuros y heroicos, que, en condiciones difíciles y a menudo terribles, se lanzaron al mundo desconocido para ganar tierras, hombres, riquezas, para Dios, el imperio y una idea de España que entonces florecía e irradiaba sobre toda la nación española manteniéndola unida y viva. Aquello ha quedado muy atrás; desde entonces, a la vez que decae, España se “desvertebra”, generando “un particularismo” que afecta a todo el país: el catalanismo y el bizcaitarrismo son los síntomas más visibles de esa enfermedad general. Y agrega, en tono dramático: “Peor que tener una enfermedad es ser una enfermedad”. “Las teorías nacionalistas, los programas políticos del regionalismo y las frases de sus hombres carecen de interés y son en gran parte artificios. Pero en estos movimientos históricos, que son mecánica de masas, lo que se dice es siempre mero pretexto, elaboración superficial, transitoria y ficticia, que tiene sólo un valor simbólico como expresión convencional y casi siempre incongruente de profundas emociones inefables y oscuras, que operan en el subsuelo del alma colectiva”. 

Cuenta Mario Vargas Llosa que desde la instalación de la democracia y la creación del régimen autonómico, tanto en Cataluña como en el País Vasco, gracias a la trasferencia a las autonomías regionales de importantes responsabilidades administrativas, políticas y sobre todo educativas, los sectores nacionalistas en el poder iniciarían una activa campaña de difusión ideológica, acompañada de falsificaciones históricas y una empeñosa política para expandir el catalán y el euskera y erradicar el español, que, al cabo de los años, daría frutos, resucitando el tema independentista hasta convertirlo en la mayor amenaza para la democracia española.

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