lunes, 9 de mayo de 2022

El tráfico de esclavos es un mal más ostensible y sangrante que la esclavitud en sí misma

Aquellos que lucharon contra la esclavitud hace doscientos años, llegaron a un pacto histórico que les abrió el camino hacia la victoria; decidieron concentrar sus esfuerzos en la prohibición del tráfico de esclavos y dejar la abolición total de la esclavitud para sus sucesores de otra generación. Vieron que el tráfico de esclavos era un mal más ostensible y sangrante que la esclavitud en sí misma, y también más vulnerable al ataque político. Para enfrentarse al tráfico de esclavos, fueron capaces de movilizar una coalición de intereses morales y económicos, que en aquella época hubiera sido imposible reunir para la causa de la abolición total. 

¿Cuáles fueron los ingredientes del éxito de los cuáqueros?, se pregunta Freeman Dyson. “El primero de todos fue la convicción moral. Nunca tuvieron duda alguna de que la esclavitud era moralmente un mal al que estaban llamados a oponerse. El segundo fue la paciencia; no cejaron en su trabajo, una década tras otra, sin desanimarse por los retrocesos y los fracasos. El tercero fue la objetividad. Gran parte de su trabajo consistía en recopilar minuciosamente los hechos y las estadísticas, de tal modo que las dos partes en conflicto se avenían a aceptar que los datos eran exactos. El cuarto fue la voluntad de llegar a acuerdos. Los cuáqueros pretendían liberar a los esclavos, no castigar a sus propietarios. Aceptaban el hecho de que los esclavos eran un bien económico y que los propietarios tenían derecho a una compensación justa por la pérdida de su propiedad. Los propietarios de esclavos no podían ser humillados. El resultado fue que se tragaron finalmente su orgullo y se embolsaron su compensación monetaria. La buena disposición por parte de los abolicionistas británicos para pagar a los propietarios de esclavos estableció la diferencia crucial entre la pacífica liberación de los esclavos de las Indias Occidentales ocurrida en 1833 y la sangrienta liberación de los esclavos americanos treinta años más tarde. El gobierno británico abonó a los propietarios de esclavos veinte millones de libras. El coste de la guerra civil norteamericana fue considerablemente más elevado”.

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