miércoles, 27 de abril de 2022

Martes, 29 de octubre de 1929

El 29 de octubre de 1929 la bolsa de Wall Street se hundió. Los pequeños ahorradores quisieron recuperar el dinero que tenían depositado en los bancos, que, a su vez, habían invertido. Unos 5.100 bancos quebraron. La falta de dinero en circulación hizo que el consumo disminuyera. Los industriales reaccionaron bajando los precios, lo que provocó la deflación, y los salarios, lo que redujo de manera general el poder de compra. En un país como Estados Unidos, donde no se conocía el desempleo, en dos años el 32% de la población se vio en paro. Sin prestación de desempleo, la población vio desvanecerse el bienestar de la década anterior. Federico García Lorca, uno de los poetas de la generación del 27, dejaría constancia de ese mundo que encontró en Nueva York, ciudad en la que desembarcó el 25 de junio de 1929, meses antes de la catástrofe económica. En su volumen Poeta en Nueva York denunciará un tipo de sociedad insolidaria, centrada en Wall Street. Así, la Bolsa es un elemento importante en alguno de los poemas del libro, como en el de “Nueva York (Oficina y denuncia)”, cuando dice: Debajo de las multiplicaciones Hay una gota de sangre de pato; Debajo de las divisiones Hay una gota de sangre de marinero; Debajo de las sumas, un río de sangre tierna. En este fragmento, García Lorca expresa su denuncia al mundo capitalista, insensible al dolor ajeno, de un tipo de sociedad dominada por “las multiplicaciones, las divisiones” y “las sumas” que, a la vez, ignora “la otra mitad/la mitad irredimible”, como dice en otro momento del poema.


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