jueves, 28 de abril de 2022

La Constitución española de 1978 es la única nacida de un consenso muy amplio


La derecha procedente del franquismo, que no la oposición antifranquista, organizó la transición democrática. Lo cual quiere decir que fue posible evolucionar con normalidad desde una dictadura autoritaria a un régimen de libertades. Agotado el franquismo con la muerte de su líder, se abrió el camino a la normalidad democrática.


Somos poco conscientes del enorme paso histórico que supuso la Constitución de 1978. De las muchas constituciones españolas, dice el historiador Pío Moa, es la única nacida de un consenso muy amplio, y por ello supuso la reconciliación de las diversas espadas, que desde la guerra de Independencia no lograban avenirse. Con sus evidentes defectos, susceptibles de corrección, garantizaba la unidad y las libertades de los españoles. Sólo grupos menores, la ETA, el PNV y otros separatistas, se opusieron entonces a la reconciliación y a la democracia, y por ello parecían condenados a la marginalidad. Sin embargo, ha ocurrido lo opuesto, y hoy se sienten todos ellos insolentemente triunfadores. El polvo que ha traído este lodo ha sido la tradición de picaresca, cobardía e incumplimiento de la ley, que desde el principio contaminó, en cierto grado, a los mismos partidos que habían traído o facilitado la democracia.

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