domingo, 17 de abril de 2022

El siglo XIX no termina históricamente hasta 1914

Pío X

Pío X no supo ni pudo hacer más para evitar la espantosa guerra; los pueblos de Europa, aunque parezca increíble, no temían la guerra, la anhelaban. Aún no había terminado ese mes trágico, agosto de 1914, cuando murió San Pío X. Las naciones vivían hasta 1914 aisladas, encerradas en sus concepciones egoístas, que sólo contemplaban al resto del mundo desde perspectivas imperialistas (Inglaterra, Alemania) o aislacionistas, como los Estados Unidos que parecían contentarse con el dominio de la totalidad del Continente americano, si bien sus gobiernos se habían mostrado sensibles a las motivaciones estratégicas desde la guerra contra España, el rapto de las islas Hawai y la compra de Alaska a los rusos. Al vislumbrarse ya el final de la Gran Guerra (gracias a la poderosa intervención americana) un Presidente idealista, Woodrow Wilson, (muy condicionado por los fabianos de Europa y Norteamérica) impuso su concepción mundialista que cristalizaría en la Sociedad de Naciones, primer intento de organismo representativo mundial con carácter igualitario. Pero hasta 1914 la Humanidad vivía según esquemas anteriores; el siglo XIX no termina, históricamente, hasta 1914.


Una idea-fuerza tan propia del siglo XIX como el principio de las nacionalidades minaba la convivencia dentro del Imperio austrohúngaro (independentismo de Hungría, Checoslovaquia, los pueblos balcánicos) y los dominios del Imperio otomano, contra el que se agitaban los pueblos árabes sometidos. La nación y la sociedad rusa estaban en 1914 minadas por sus insolubles problemas interiores y desmoralizadas por la situación lamentable de la familia imperial y de la corte. Pero el ejército imperial ruso disponía de efectivos humanos inagotables y aunque mal pertrechado estaba bien armado sobre todo gracias a su legendaria artillería de campaña.


Benedicto XV

La ausencia injusta del Papado en la paz de Versalles permitió a Benedicto XV proclamar, clarividentemente, que aquél era un tratado para la guerra y no para la paz.

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