Cuenta el filósofo Daniel Innerarity que el silencio oportuno forja la personalidad en el difícil equilibrio del decir y el callar. Desde Sócrates, el silencio ante la injusticia ha sido mas elocuente que la barbotea de los acusadores. Lo que los sabios oficiales, Herodes y los torturadores que en el mundo han sido no soportan es la razón profunda y la insobornable dignidad del que calla. Unamuno advirtió la existencia de dos situaciones en las que no hay nada que decir, ante una verdad evidente y ante una absoluta sandez. Tener razón no depende de que otros nos la concedan.
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