miércoles, 6 de abril de 2022

Detrás de la cuestión de Ucrania, se cierne el problema de la autoridad sobre todo el mundo ortodoxo

Desde la invasión del territorio ucraniano por las tropas rusas, las diferentes religiones piden con mayor frecuencia la paz, pero en términos a menudo diferentes, y que revelan fuertes tensiones entre ellos. Estas tensiones se notan por primera vez en Ucrania. Dos tercios de los ucranianos se llaman a sí mismos ortodoxos y poco menos del 9% son católicos. Las otras corrientes del cristianismo son muy minoritarias. En cuanto a las demás religiones, están muy poco representadas. Los ortodoxos de Ucrania se dividen entre la Iglesia dependiente del Patriarcado de Moscú, la del Patriarcado de Kiev, creada en 1992 y disidente del Patriarcado de Moscú, y una pequeña Iglesia autocéfala, término utilizado para calificar entre las “Iglesias ortodoxas hermanas” jerárquicamente independientes, pero unidas por la misma fe. Es el Patriarcado de Moscú el que cuenta con el clero más numeroso y el mayor número de parroquias. Pero desde finales de 2018 también ha habido oficialmente una Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que se supone que reunirá a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana autocéfala y al Patriarcado de Kiev. Un grupo que tiene la ambición de reunir a todos los ortodoxos de Ucrania bajo la jurisdicción de una Iglesia nacional autocéfala, pero que todavía tiene que demostrar su legitimidad, ya que el Patriarcado de Kiev ha impugnado esta fusión por razones personales. 


Detrás de la cuestión de Ucrania, se cierne el problema de la autoridad sobre todo el mundo ortodoxo, y aún más urgente desde la invasión rusa. Ya en 2014, año de la anexión de Crimea a Rusia, la rama leal al Patriarcado de Moscú perdió seguidores. Y desde el comienzo de la invasión rusa, varios de sus sacerdotes han publicado un mensaje en video exigiendo romper todos los lazos con la Iglesia rusa. Sobre todo, porque el 6 de marzo, lejos de condenar la invasión, el patriarca Kirill (Cirilo), jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, justificó la guerra en Ucrania en un sermón contra Occidente pronunciado durante la Divina Liturgia en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú. El Consejo Mundial de Iglesias envió una carta al patriarca Kirill de Moscú, miembro de la comunidad de iglesias, pidiéndole que intervenga ante el Kremlin para intentar detener la guerra iniciada contra Ucrania. Nuevamente, la respuesta a la carta fue que el líder religioso de la Iglesia Ortodoxa Rusa pidió al CMI que “siga siendo una plataforma para el diálogo imparcial, libre de prejuicios políticos y enfoques unilaterales”. Acusó a los países occidentales de haber “intentado convertir en enemigos a pueblos hermanos, rusos y ucranianos”, y dijo que estaba “firmemente convencido de que los iniciadores de la guerra no son los pueblos de Rusia y Ucrania, que surgieron de las mismas fuentes bautismales de Kiev, están unidos por una fe común, santos y oraciones comunes, y comparten un destino histórico común”, pero que “los orígenes del enfrentamiento deben buscarse en las relaciones entre Occidente y Rusia”.

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