martes, 5 de noviembre de 2024

La eliminación de la crítica, la exposición triunfalista de logros insignificantes

Escribe Miguel Delibes en La naturaleza amenazada que “fue, quizá, nuestro Carlos III quien descubrió, con el célebre motín de Esquilache, que los adultos eran como niños pequeños que lloran y protestan cuando se los limpia y asea. Desde entonces, mayor preocupación que hacer justicia ha sido para los gobernantes buscar la manera de entretener al pueblo para que no la pida, esto es, para que no alborote, para que no dé guerra. El pan y toros ha tenido a lo largo de las edades de la historia múltiples versiones”. 
“La difusión de consignas, la eliminación de la crítica, la exposición triunfalista de logros parciales o insignificantes y la misma publicidad subliminal van moldeando el cerebro de millones de televidentes que, persuadidos de la bondad de un sistema, o simplemente fatigados, pero, en todo caso, incapacitados para pensar por su cuenta, terminan por hacer dejación de sus deberes cívicos, encomendando al Estado-Padre hasta las más pequeñas responsabilidades comunitarias….El hombre, de esta manera, se despersonaliza y las comunidades degeneran en unas masas amorfas, sumisas, fácilmente controlables desde el poder concentrado en unas pocas manos. Es obvio que no en todo el mundo las circunstancias mencionadas operan con la misma intensidad pero, a mi juicio, sirven como exponentes de los riesgos lamentables que comporta la malintencionada aplicación de la técnica a la política y la sociología.”

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