Fue la caída del Muro de Berlín en 1989, que ha sido considerado como el final de la Guerra Fría y el triunfo del capitalismo y el dominio de las democracias liberales sobre el mundo entero, encabezados por la única gran potencia que ya quedaba en el globo, los Estados Unidos de América.El mundo se globalizó a partir de 1989. Ya no había una división que separaba el mundo en dos grandes líneas geoestratégicas. Ahora el mundo entero era un mercado global y las sociedades de todos los países podían relacionarse entre sí, sin detenerse por las fronteras políticas, gracias a los nuevos medios de comunicación y a la popularización de los viajes cada vez más rápidos y baratos. El mundo se unificó en sentido tecnológico y económico.
Las redes sociales ponían en comunicación a los sectores afectados por determinadas medidas políticas y esto facilitaba la movilización rápida, sin quedar neutralizados por las fronteras. La globalización del mito neoliberal tuvo un rival igualmente global, la antiglobalización, también llamada como se dijo movimiento altermundista. Realmente, este movimiento se produjo a escala global de un modo espontáneo. Como en ocasiones anteriores, fue el fruto de la reacción social frente a una serie de políticas que se olvidaban de las personas reales. Sin embargo, el Movimiento Antiglobalización tuvo una característica diferente a todas las protestas sociales que se habían producido en el pasado: su carácter verdaderamente transfronterizo, escribe el filósofo Rafael Herrera Guillén.
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