viernes, 8 de julio de 2016

Hoy el crítico cultural es un consumer critic.

Promociones de libros, películas, obras de teatro que se estrenan y exposiciones en distintos museos y galerías durante todo el año.Los medios de comunicación dan entrevistas, artículos para anunciar los acontecimientos, retratos de estrellas, y cada vez menos críticas.La gente quiere tener su propia opinión, no quiere conocer la de los críticos.La figura del critico ha cambiado en los medios de comunicación.

Hoy el crítico es un consumer critic
“Hoy el crítico es un consumer critic: como el crítico automovilístico o gastronómico, le dice al consumidor cómo gastar bien su dinero en la cultura, mientras que ayer el crítico del “repertorio” estaba al servicio del arte”, dice Robert Brustein, crítico de teatro en The New Republic.

“La realidad es que los críticos, que cada vez eran más corruptos, desaparecen, reemplazados por la promoción, que es cada vez más manipuladora. ¡Así estamos! Todo eso tiene una sola causa: los críticos pensaron que la audiencia y el box office eran buenos criterios. Para decirlo de una forma más neutra, el crítico tiene una escala de valores más parecida a la del espectador ”, dice Jonathan Rosenbaum (Jonathan Rosenbaum es un crítico cinematográfico estadounidense. Ha escrito varios libros acerca del mundo del cine, y es el principal crítico del Chicago Reader).

La cultura es tratada como una actualidad que hay que interpretar y ya no como un arte que hay que juzgar. En lugar de los artículos de los críticos literarios los lectores ahora se fían de unas “selecciones” supuestamente independientes,pero que de hecho están compradas por las multinacionales del libro, comenta Frédéric Marte en su libro “Cultura mainstream”.

En paralelo al final de las jerarquías culturales y a la mezcla de géneros entre el arte y el entertainment, el crítico deja de ser un juez y se convierte en un transmisor. Antes era un gatekeeper, un guardián de la frontera entre el arte y el entertainment, y un tastemaker, el que definía el gusto. Ahora es un "mediador del entertainment" o un trendsetter, dice Frédéric Marte, el que decide la moda y el buzz acompañando los gustos del público.


Al nuevo crítico le importa sobre todo lo cool y, precisamente, lo cool detesta las distinciones culturales. Y una vez abolidas las clasificaciones, es muy difícil restablecer una jerarquía. Además, ¿quién lo desea?

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