martes, 26 de septiembre de 2017

La democracia debe otorgar un lugar capital a la garantía de la discusión libre, y a la interacción nacida de la deliberación.

debate publico y abierto
Amartya Sen define la democracia como “gobierno a través de la discusión implica que los valores individuales pueden cambiar, y de hecho cambian en el proceso de toma de decisiones”. En realidad, las elecciones son sólo una forma de hacer eficaces las discusiones públicas, especialmente cuando la posibilidad de votar se combina con la oportunidad de hablar y escuchar sin miedo a la represión. La fuerza y el alcance de las elecciones depende crucialmente de la existencia de un debate público y abierto. Reducir la democracia a sólo votar resulta lamentablemente
 muro lleno de carteles electorales
inadecuado, como queda ampliamente ilustrado con las asombrosas victorias electorales de las tiranías gobernantes en regímenes autoritarios; desde Stalin en la Unión Soviética, hasta Sadam Hussein en Iraq. El problema en estos casos reside no sólo en la presión a la que se somete a los votantes durante las elecciones, sino a la forma en que la discusión pública se ve frustrada, transgredida y alterada a consecuencia de la censura, la supresión de la oposición política y la violación de los derechos civiles y de las libertades políticas fundamentales.


Samuel P. Huntington 
Samuel P. Huntington en La Tercera Ola, plantea la existencia de “elecciones libres, abiertas y justas como la esencia de la democracia, como condición sine qua non”. En la perspectiva más amplia del debate público, la democracia debe otorgar un lugar capital a la garantía de la discusión libre, y a la interacción nacida de la deliberación.

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