viernes, 23 de diciembre de 2016

Un Habsburgo español no tenía ninguna necesidad de acudir a representaciones alegóricas y engaños ilusionistas.

Diego Velázquez
Como artista cortesano, Diego Velázquez actuaba dentro de una tradición del retrato real español que evitaba la alegoría y era deliberadamente mesurada y comedida. Si esto nos dice algo sobre por qué Velázquez pintaba retratos reales como lo hizo, también nos dice algo sobre las actitudes españolas hacia la realeza. El mayor monarca del mundo, dice John Elliott, no tenía necesidad de recurrir a imaginería ostentosa para impresionar a ese mundo con su poder y majestad.
Juan Gastón de Médici 
Los grandes duques de Toscana de la familia Medici podían tratar de afirmar y realzar su estatus con la ayuda de representaciones alegóricas y engaños ilusionistas, pero un Habsburgo español no tenía ninguna necesidad de acudir a tales recursos artificiales. Una representación sobria y natural del monarca era suficiente por sí misma para crear en el espectador un sentimiento adecuado de respeto y temor reverencial.  (John H. Elliott)

Felipe IV.
Los precios pagados por objetos de lujo hablan por sí solos sobre las valoraciones contemporáneas de las diversas formas de arte, y de este modo sirven como guías útiles respecto a las fluctuaciones de estilo y gusto de la sociedad en la época de Velazquez.


Un escritorio ricamente adornado obsequiado a Felipe IV se valoró en 30.000 ducados, y un solo tapiz podía costar 5.000 o 6.000 o incluso más, pero es raro encontrar una pintura que costara más de 500 o 600 ducados.

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