domingo, 4 de diciembre de 2016

La medusa del poder.

Escuchando en TVE el relato de las décadas de poder de Fidel Castro, he recordado unas lineas escritas por Stefan Zweig:
El poder.
“¡mirada de medusa del poder! Quien le haya mirado una vez al rostro ya no puede apartar la vista de él, queda hechizado y cautivo. Quien ha ejercido alguna vez la embriaguez de gobernar y mandar, ya no puede privarse de ella. Ojeemos la Historia Universal en busca de ejemplos de retiro voluntario: excepto Sila y Carlos V, entre miles y decenas de miles de personajes apenas se encuentra una docena que, con el corazón saturado y la mente clara, hayan renunciado al casi blasfemo placer de representar el destino para millones de personas. Igual que un jugador no puede apartarse del juego, un bebedor de la bebida, un cazador furtivo de la caza, Joseph Fouché no puede alejarse de la política. La calma le atormenta, y mientras coge el arado con alegría, con la bien fingida indiferencia de un Cincinato, los dedos le arden y los nervios le tiemblan por volver a coger cartas políticas”.

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