domingo, 18 de diciembre de 2016

El terrorismo suele verse como una forma sofisticada de guerra psicológica.

Margaret Thatcher
Después hacer estallar una bomba en el congreso del Partido Conservador británico en 1984 (en un intento de asesinar a la primera ministra Margaret Thatcher), el IRA Provisional hizo público un comunicado que decía:“Recuerden que nosotros sólo necesitamos tener suerte una vez y ustedes necesitan tenerla siempre”. En este contexto, Schmid describe una de las características intrínsecas del terrorismo que lo dota de poder, una explotación calculada de las reacciones emocionales de la gente “causadas por la sensación extrema de angustia por ser víctima de una violencia (que parece ser)arbitraria”. Este factor crucial en la reflexión sobre los efectos del terrorismo (y, por lo tanto, sus atractivos a ojos de los extremistas) ha sido desarrollado por Friedland y Merari, que observan dos características predominantes en el terrorismo: 

1- La desproporción entre la percepción del peligro con el que amenazan los terroristas y el peligro real que representan.

2- Que el terrorismo tiene la capacidad de afectar a un
número de víctimas mucho mayor que el que sufren las consecuencias inmediatas de un atentado. Los objetivos y resultados inmediatos de la violencia terrorista (intimidación, heridas, muerte, proliferación de un clima general de incertidumbre entre la audiencia de los terroristas y las personas que están en su punto de mira) son, así, secundarios muchas veces con respecto a sus objetivos finales (desde la perspectiva de los terroristas, el cambio político que ansian), que suelen ir ligados a la ideología y las aspiraciones del grupo. En este sentido, y complementando esta lista de rasgos del terrorismo, éste suele verse como una forma sofisticada de guerra psicológica.Aparte del acontecimiento inmediato, el terrorismo se caracteriza por producir inquietud y sensibilidad en relación con sucesos relacionados con la violencia.

En términos psicológicos no tratamos con terror propiamente dicho, sino con inquietud. Al cabo del tiempo, la rutina amortigua la sensación de inquietud; por eso la habituación puede impulsar, en cierto sentido, una escalada de violencia en casos en que el terrorismo se utilice de forma explícita para lograr objetivos políticos a corto plazo, dice  John Horgan.


Las tácticas terroristas tienden a atacar preferiblemente a personas desarmadas que no alberguen sospechas de peligro (por ejemplo, soldados o policías fuera de servicio); por ello, las reacciones normalmente denigran a los terroristas como cobardes porque asesinan sólo para demostrar algo, y sus víctimas no tienen la oportunidad de rendirse ni de oponer resistencia.Para la mayoría de los movimientos terroristas de orientación política, los civiles heridos o muertos a causa de sus bombas no son adversarios (ciertos grupos terroristas con fuertes ambiciones políticas y religiosas lo ven de forma distinta, como veremos más adelante); son víctimas básicamente accidentales del conflicto entre los terroristas y su enemigo (es decir, el régimen adversario o la fuente de influencia política), pero desempeñan un papel porque lo que les suceda (o lo que pueda suceder a otras víctimas futuras) influirá, según los terroristas, en las decisiones de los políticos.

John Horgan opina que como término clínico, el “terror” describe un estado psicológico de temor o pavor constante, asociado a un nivel anormalmente alto de inquietud psicofisiológica. Estos sentimientos desempeñan un papel clave dentro de los objetivos de los terroristas: después de todo, aunque tengan un programa de objetivos políticos, el objetivo inmediato de la mayoría de grupos terroristas es causar terror. Dicho en términos psicológicos, la generación de pánico y terror mediante el uso de la violencia crea las condiciones que pueden dar lugar a plantear cambios políticos o agitación social.

Aunque el terrorismo sea a menudo malévolo, rara vez es frenético e incontrolado y, como observa Hoffman, ningún grupo terrorista “comete atentados de forma aleatoria o desprovista de sentido”.

Las tácticas terroristas tienden a atacar preferiblemente a personas desarmadas que no alberguen sospechas de peligro

el objetivo inmediato de la mayoría de grupos terroristas es causar terror

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