viernes, 30 de diciembre de 2016

Al final justificamos nuestros actos aunque estos sean contrarios a la verdad.

Según estudios realizados un hombre no pierde primero la fe por un problema doctrinal y luego se casa con una mujer divorciada; una mujer no pierde primero su fe y luego empieza a usar anticonceptivos. El orden cronológico suele ser el contrario. 
Nadie puede actuar de una forma distinta a su forma de pensar, al final la “cabeza”  justifica los actos aunque estos sean contrarios a la verdad.


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