viernes, 16 de diciembre de 2016

Haeckel, lo “políticamente correcto”.

Haeckel
El otro día en una conferencia escuche la importancia de Haeckel en el pensamiento de lo que hoy se denomina “políticamente correcto”. Pues bien, para los no informados a continuación "aclaro" su filosofía:

La importancia de Haeckel no reside en que elaborase nada nuevo, sino precisamente en que desarrolló todo el abanico de implicaciones del darwinismo, proclamando la nueva verdad con intensidad, frecuencia y una brutal coherencia. En Haeckel encontramos un apoyo pleno y sin vacilaciones no sólo a la eugenesia y la exterminación racial, también al aborto, el infanticidio y la eutanasia.

Haeckel estaba convencido de que el cristianismo había separado al pueblo alemán de su recta y precristiana adoración de la naturaleza, y de que debía volver a esas raíces precristianas. Para Haeckel, la creencia supersticiosa del cristianismo en que cada individuo de la especie humana tiene un alma inmaterial provocaba que los débiles quedasen al abrigo de los rigores de la selección natural. Esta absurda caridad “que se practica en nuestros estados civilizados es explicación suficiente del triste hecho de que, ateniéndonos a los datos de la realidad, la debilidad de cuerpo y de carácter aumentan de forma constante entre las naciones civilizadas, y de que de este modo los cuerpos fuertes y sano s, con espíritus libres e independientes, se están haciendo más y más escasos”.“¿Qué utilidad reporta a la humanidad mantener y criar a los miles de cojos, sordomudos, idiotas, etc., que nacen cada año con la carga hereditaria de una enfermedad incurable?”, se preguntaba Haeckel. “No sirve de nada replicar que el cristianismo prohibe su destrucción”. Tal oposición  “se debe exclusivamente al sentimiento y al poder de la moralidad convencional: es decir, al prejuicio hereditario que se impone a la juventud desde temprana edad bajo el manto de la religión, por muy irracional y supersticioso que sea su fundamento. La moralidad piadosa de este jaez con frecuencia no es otra cosa que la más profunda inmoralidad”. 

La nueva ciencia requería una nueva medicina, acorde con la visión darwinista de la naturaleza, que en lugar de inhibir la selección natural aceleraría la exterminación de los no aptos. Haeckel llamó al suicidio un acto redentor. Del mismo modo que al suicidio, el razonamiento se aplicaba al aborto.

Los seres humanos no son personas desde el principio, sino que se hacen personas poco a poco. Nos hacemos personas, razonaba Haeckel, sólo en la medida en que tenemos mente, pero dado que la característica moral distintiva, la mente “sólo se desarrolla, lenta y gradualmente, mucho después del nacimiento”, los seres humanos no pueden distinguirse ni de la madre mientras están en su vientre ni de otros animales durante un cierto tiempo después de su salida del vientre materno. Nos convertimos en seres humanos individuales sólo cuando“la conciencia racional”se revela a sí misma”por primera vez (después del primer año) en el momento en que el niño habla de sí mismo, no en tercera persona, sino como yo". Para Haeckel,la nación-estado representaba la forma natural de organización unificada de la raza, puesto que la nación-estado no es más que el resultado de un apareamiento realizado según criterios raciales. 


La eutanasia era entendida como un imperativo biológico, inherente a la reinterpretación darwinista de la vida humana. Sólo los más aptos deberían tener permiso para reproducirse. Por lo que hace a los no aptos, Haeckel propugnaba la vuelta a las prácticas de la antigua Esparta, que entendía eran una imitación directa de los rigores de la selección natural. La destrucción de los niños recién nacidos que resultasen ser no aptos o inferiores debería considerarse no como un tipo de homicidio, sino como “una práctica beneficiosa, tanto para los niños destruidos como para la comunidad”.

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