viernes, 23 de diciembre de 2016

Hombre serio.

Sartre
Sartre define el tema de la seriedad con cuidado. “Hay seriedad cuando se parte del mundo y se atribuye más realidad al mundo que a uno mismo, o, por lo menos, cuando uno se confiere a sí mismo una realidad dependiendo de su propia pertenencia al mundo”. Es, pues, el síntoma de una sumisión. El hombre serio se somete a la realidad. Según Sartre hay dos tipos de gente seria: los revolucionarios y los propietarios. Como dice en "El ser y la nada”, el materialismo y la revolución son serios. Marx es serio. “Estableció el dogma primero de la seriedad al afirmar la prioridad del objeto frente al sujeto”. El dinero también es serio y lo que poseemos nos posee. Con su contundencia habitual concluye que “odio la seriedad”.

Hombre serio.
El hombre serio posee y atesora, y puesto que allí donde está su tesoro allí está su corazón, tiene el corazón puesto en sus posesiones. Lo que posee, le posee. Las cosas existen para ser gastadas, consumidas, es decir, para hacer algo con ellas. Así las dominamos sin caer en su hechizo, manifiesta el filosofo Marina Torres.

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