jueves, 16 de agosto de 2018

Volver a la gente insegura y ansiosa.

Las fuentes bien informadas, que tienen acceso a la información que nunca llegará hasta ti y a toda la información existente, admiten con franqueza y a voz en grito su ignorancia acerca del número, la localización y los planes de los terroristas, y anuncian que resulta totalmente imposible predecir la hora y el lugar del próximo ataque. Como resume Edelmann: medidos en relación con los miles de millones de personas aparentemente amenazadas por las hazañas terroristas, “el número de los muertos por las acciones terroristas es muy pequeño. Si el gobierno y los medios de comunicación hicieran tanto hincapié en el número de personas muertas cada día en carretera, podríamos estar demasiado aterrorizados como para montarnos en nuestro coche”.


Explica Zygmunt Bauman que volver a la gente insegura y ansiosa ha sido la tarea que más ocupados ha tenido a la CIA y al FBI; advertir a los estadounidenses de los inminentes atentados contra su seguridad, que con toda certeza se perpetrarán, aunque es imposible decir dónde, cuándo y contra quién, poniéndolos en un estado de alerta permanente y acrecentando así la tensión. Debe haber tensión; cuanta más, mejor; dispuesta a ser aliviada en caso de que ocurran los atentados, de suerte que pueda existir acuerdo popular a la hora de atribuir todo el mérito por el alivio a los órganos de la ley y el orden, a los cuales van quedando reducidas de forma progresiva la administración estatal y sus responsabilidades oficialmente declaradas.

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