lunes, 27 de agosto de 2018

La traducción es una escuela de exactitud.


Richard Weaver opinaba que era conveniente incluir lenguas extranjeras en los planes de estudio, "y si de verdad vamos en serio, añadía Weaver,esto quiere decir ante todo el latín y el griego. No pienso repetir la larga lista de conocidas virtudes que se desprenden del estudio de estas lenguas. Me limitaré a señalar una sola, porque me parece que no se atiende a ella lo bastante. Nada previene tan exitosamente la pereza en el uso del lenguaje como el ejercicio de la traducción. Al centrarse en el sentido de una palabra y luego buscar su equivalente apropiado en otra lengua, se está obligando al entendimiento a observar y reflexionar antes de escoger una forma de expresión. La traducción es una escuela de exactitud, cuyos frutos en el pasado resonaban en la oratoria y aun en el periodismo, pero que hoy se han
Richard Weaver
vuelto tan excepcionales como los buenos modales. Hacer ejercicios de traducción exacta es un excelente método para que la mente aprenda a huir de la dejadez y exageración con que los sensacionalistas corrompen el mundo. Si las escuelas de periodismo se dedicaran de verdad a promover sus intereses, no le darían el título a ningún estudiante que no hubiera aprendido a traducir a los poetas griegos".

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