sábado, 25 de agosto de 2018

Las novelas ponen al descubierto los colores y las complejidades de nuestras vidas.


Orhan Pamuk, escritor turco y Premio Nobel de Literatura 2006 dice que las novelas son segundas vidas. Como los sueños de los que habla el poeta francés Gérard de Nerval, las novelas ponen al descubierto los colores y las complejidades de nuestras vidas y están llenas de gente, rostros y objetos que creemos reconocer. Cuando nos sumergimos en una novela, y al igual que sucede en los sueños, a veces es tan honda la impresión que nos causa la extraordinaria naturaleza de las cosas que leemos, que olvidamos dónde estamos y es como si estuviésemos rodeados de la gente y los acontecimientos imaginarios que estamos presenciando. En esas ocasiones, tenemos la sensación de que el mundo ficticio que descubrimos es más real que el propio mundo real. El hecho de que esas segundas vidas puedan parecemos más reales que la realidad significa a menudo que sustituimos las novelas por la realidad, o al menos que las confundimos con la vida real.

Orhan Pamuk
Cuando recreamos en nuestra imaginación lo que nos están diciendo las palabras, los lectores completamos la historia. Al hacerlo, damos impulso a nuestra imaginación buscando lo que dice el libro o lo que el narrador quiere que diga, lo que pretende decir, lo que suponemos que dice; en otras palabras, buscando el centro de la novela.

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