viernes, 26 de octubre de 2018

La libertad de la política estatal se ve permanentemente socavada por los nuevos poderes globales.


La libertad de la política estatal se ve permanentemente socavada por los nuevos poderes globales, equipados con las pavorosas armas de la extraterritorialidad, la velocidad de movimiento y la capacidad de evasión/escape; los castigos impuestos por violar la nueva ley global son rápidos y despiadados. De hecho, la negativa a jugar la partida según las nuevas reglas globales es el delito más duramente castigado, un crimen que los poderes estatales, atados al suelo por su propia soberanía definida territorialmente, deben evitar cometer a cualquier precio, dice Zygmunt Bauman. Casi siempre ese castigo es económico.

Zygmunt Bauman.
Añade Bauman que “los gobiernos insubordinados, que prefieren las políticas proteccionistas o generosas provisiones públicas para los sectores económicamente redundantes de sus poblaciones, y que se resisten a dejar su país a merced de los mercados financieros globales y del libre comercio global, no reciben préstamos y tampoco se les concede reducción alguna de sus deudas; sus monedas nacionales se convierten en leprosas globales, sufren maniobras especulativas adversas y devaluación forzosa; la bolsa local cae, el país termina acordonado por sanciones económicas y condenado a ser tratado como paria por pasados y futuros socios comerciales; los inversores globales empacan sus pertenencias y se llevan sus valores, dejando a las autoridades locales la tarea de limpiar los restos y de ocuparse de los desempleados”. 



"Si la diaria y rutinaria demostración de la superioridad de las fuerzas globales no basta para obligar al Estado a entrar en razón y cooperar con el nuevo orden mundial, les toca el turno a las fuerzas militares. La superioridad de la velocidad sobre la lentitud, de la capacidad de eludir, de la extraterritorialidad sobre la localidad, todo eso se manifestará de modo espectacular, esta vez por medio de fuerzas armadas especializadas en tácticas de atacar y desaparecer y en la estricta división entre las vidas que deben ahorrarse y las vidas que no vale la pena salvar".

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