lunes, 22 de octubre de 2018

La ciencia ha calculado la probabilidad de que la organización del universo pudiese ocurrir por puro azar.

Sistema solar.
La ciencia ha calculado la probabilidad de que la organización del universo pudiese ocurrir por puro azar, y resulta que es muchísimo menor que cualquier interpretación de las posibilidades plausibles. En el contexto de las probabilidades, Roger Penrose, físico y matemático de la Universidad de Oxford, señala: “¿Qué tamaño tenía el volumen del espacio de fases original al que tuvo que apuntar el Creador para proporcionar un universo compatible con la segunda ley de la termodinámica y con el que ahora observamos? Una precisión de una parte en (1010)123. Se trata de una probabilidad increíblemente pequeña. Tales cifras implican que, sin un Creador, el tipo de universo que tenemos representa una probabilidad entre el número 1 seguido de 10123 ceros. Si se nos ocurriese intentar escribir ese número in extenso poniendo un cero en cada átomo del universo conocido, se nos acabarían los átomos mucho antes que los ceros. El universo solo tiene aproximadamente 1078átomos. Improbabilidades semejantes llevarían a cualquiera a buscar alternativas distintas al mero azar para el origen del universo”. Muchos científicos reconocen estas improbabilidades, pero no han presentado alternativas realistas que encajen en los confines de las interpretaciones materialistas que excluyen la existencia de Dios.

George Greenstein
El astrónomo George Greenstein, del Arnherst College, comenta: “Cuando estudiamos todas las pruebas, surge con insistencia el pensamiento de que ha de estar implicada alguna agencia o, más bien, Agencia sobrenatural. ¿Es posible que, de repente, sin pretenderlo, hayamos tropezado con la prueba científica de la existencia de un Ser supremo? ¿Fue Dios quien intervino y modeló el cosmos tan en beneficio nuestro? Parte del ímpetu de tales conclusiones se deriva de la creencia en que un Creador benefactor se ha revelado en las Escrituras sagradas que denominamos la Biblia. Esto suscita el espectro de la religión, y algunos científicos se sienten incómodos ante la mezcla de ciencia y religión, por muy abrumadora que sean las pruebas a favor de un Creador. Sin embargo, si esperamos encontrar la verdad, puede que sea preciso que eliminemos nuestros prejuicios, que abordemos los datos con amplitud de miras y que sigamos los datos de la naturaleza al lugar adonde nos lleven, sea el que sea”.

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