jueves, 27 de octubre de 2016

Lo que parece incompatible puede ser compatible en la mente de Dios.

Dios no puede hacer lo que es lógicamente imposible, pero este hecho no pone límites a su omnipotencia. No puede hacer ni inventar absurdos; no puede hallar un número que exprese exactamente la raíz cuadrada de 2, porque eso es una imposibilidad entrañada por la propia naturaleza de los objetos matemáticos. No hubiera podido crear un mundo en el que el bien resultante de la libertad de elección de las personas estuviera unido a la incapacidad de éstas de hacer el mal, puesto que ese mundo es lógicamente tan imposible como un triángulo cuadrado.

Dios decretó sencillamente que dos afirmaciones contradictorias no podían ser ciertas las dos y que dos y dos eran cuatro y que la fornicación era mala. Pero podía haber decidido decretar otra cosa y si lo hubiese hecho, el principio de contradicción, las verdades matemáticas y las normas morales hubieran sido diferentes de lo que son. No podemos imaginarnos un mundo así, naturalmente, pero no podemos afirmar, por la sencilla razón de la pobreza de nuestras mentes, que eso hubiera sido imposible para Dios; no debemos medir el poder de Dios con los patrones de nuestra débil y finita inteligencia.

Leszek Kolakowski
Su bondad y su sabiduría no tienen por qué asemejarse a lo que nosotros consideramos bondad y sabiduría en nuestro mundo tal como El lo construyó. Lo que a nosotros nos parece incompatible puede ser compatible en Su mente; lo que nos parece malo a nosotros puede no tener un sentido reconocible de maldad para El. Estrictamente hablando, la existencia de Dios deja de tener significación en nuestra vida moral e intelectual; El decidió darnos esos decretos y no otros, pero son contingentes en términos de la sabiduría y bondad de Dios, escribe Leszek Kolakowski.

Lutero.
Dios es Aquél para Cuya voluntad no hay causa ni fundamento que pueda establecerse como su norma y su pauta; porque nada está a su altura ni por encima de ella, sino que ella misma es la norma de todas las cosas. Si existiera para ella norma o pauta o causa o fundamento, dejaría de ser la voluntad de Dios. Lo que Dios quiera no es bueno porque El tenga que quererlo o esté obligado a disponerlo así; por el contrario, lo que ocurre tiene que ser bueno porque El lo quiere así. Se establecen causas y fundamentos para la voluntad de la criatura, pero no para la voluntad del Creador, ¡a menos que se ponga a otro Creador por encima de El! , decía Martín Lutero

Leibniz
Al decir, por tanto, que las cosas no son buenas según ningún patrón de bondad, sino simplemente por la voluntad de Dios, me parece a mí que uno destruye, sin darse cuenta, todo el amor de Dios y toda su gloria; pues, ¿por qué hemos de alabarle por lo que ha hecho, si sería igualmente digno de alabanza si hubiese hecho lo contrario? ¿Qué quedará de su justicia y su sabiduría si sólo tiene un poder despótico cierto, si la voluntad arbitraria ocupa el lugar de la racionalidad y si, según la definición de los tiranos, la justicia consiste en lo que place al poderoso?, manifestaba  Leibniz.


Leszek Kolakowski opina que Dios ni obedece normas que son válidas con independencia de su voluntad ni crea esas normas según Su capricho o como resultado de una deliberación sobre varias opciones; El es esas normas. A diferencia de los humanos, Dios no se enfrenta nunca a posibilidades alternativas y decide luego libremente cuál de ellas debe escoger; Sus decisiones son aspectos necesarios de Su Ser y por lo tanto no podrían haber sido diferentes de lo que son; sin embargo, son decisiones libres en el sentido de que no Le obliga ningún poder superior ni ninguna norma de validez independiente de El. El es lo que El hace, decide, ordena.

Dios ni obedece normas que son válidas con independencia de su voluntad ni crea esas normas según Su capricho o como resultado de una deliberación sobre varias opciones; El es esas normas

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